Londres habló con petroleras sobre las reservas iraquíes antes de 2003

Actualizado: martes, 19 abril 2011 11:07


LONDRES, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -

Ministros del Gobierno británico abordaron con compañías petrolíferas nacionales ciertos planes de explotación de las reservas iraquíes un año antes de la invasión de 2003, según se extrae de unos documentos del Gobierno mostrados este martes por el rotativo británico 'The Independent'.

Los textos citados apuntan a que la ex ministra de Comercio Elizabeth Simons trasladó a BP que el Gobierno creía que las empresas británicas del sector debían recibir una parte de las inmensas reservas de gas y petróleo. Ello sería una recompensa por el compromiso del ex primer ministro Tony Blair con los planes de Estados Unidos.

Simons llegó a representar a BP en el caso, puesto que el gigante petrolífero temía quedar "bloqueado" en la negociación de los acuerdos que Washington llevaba a cabo con Rusia y Francia para el mismo fin.

"La baronesa Symons admitió que sería difícil justificar que las compañías británicas se perdieran Irak de esa manera si Reino Unido había sido por sí solo un conspicuo partidario del Gobierno de Estados Unidos", se lee en el texto sobre la reunión del 31 de octubre de 2002 con BP, Shell y BG (antigua British Gas). La ministra prometió volver a informarles antes de Navidad sobre los avances en las negociaciones.

"DESESPERADOS POR ENTRAR"

Apenas una semana después el Ministerio de Asuntos Exteriores invitó a BP a parlamentar sobre el "cambio post-régimen" en Irak, en referencia a la caída del ex dictador Sadam Husein. "Irak es la gran perspectiva petrolífera. En BP están desesperados por entrar y ansiosos por que los acuerdos políticos no les nieguen la oportunidad", se recogió de aquel encuentro.

En el mismo sentido, el ex director del Departamento para Oriente Próximo, Edward Chaplin, había señalado que Shell y BP "no pueden permitirse el no tener una participación por el bien de su futuro a largo plazo". "Tenemos la determinación de dar una porción justa del total para las compañías de Reino Unido en un Irak post Sadam", aseguró.

Mientras BP insistía públicamente en que no tenía "ningún interés estratégico" en Irak, en privado subrayaba ante el Ministerio que Irak era "más importante que cualquier cosa" que habían visto "en mucho tiempo".

Los responsables de la empresa temían que Washington permitiera a la francesa TotalFinaElf mantener sus operaciones después de la invasión, lo que convertiría a este conglomerado en líder mundial del sector. Por ello, trasladó al Gobierno británico su disposición a asumir "grandes riesgos" a cambio de beneficiarse de las reservas iraquíes, las segundas más grandes del mundo, tan solo por detrás de las saudíes.

El millar de documentos obtenidos por el activista y experto Greg Muttitt sacan a la luz al menos cinco reuniones de esta naturaleza.

A raíz de la invasión, petrolíferas de todo el mundo firmaron contratos por 20 años, los mayores en la historia de esta industria. Los acuerdos cubren la extracción de la mitad de las reservas iraquíes --que en total suman 60.000 millones de barriles.

A día de hoy BP y China National Petroleum Company (CNPC) obtienen un beneficio equivalente a más de 460 millones de euros al año del yacimiento de Rumaila, en el sur del país.

Ya en marzo de 2003, cuando comenzó la invasión liderada por Estados Unidos, la petrolífera Shell definió como "muy imprecisas" las informaciones que apuntaban a que se había reunido con representantes de Downing Street. Blair se refirió a la "teoría conspirativa del petróleo" como "lo más absurdo".

Estos documentos, fechados entre octubre y noviembre de 2002, no figuran entre las pruebas de la Investigación Chilcot, sobre la intervención de Reino Unido en la guerra de Irak.

Por su parte, después de su paso por el Gobierno británico Symons comenzó a asesorar a un banco de Reino Unido que participó en la reconstrucción de Irak. El mes pasado dejó de trabajar como asesora no remunerada del Consejo Nacional de Desarrollo Económico de Libia, una vez las fuerzas del mandatario, Muamar Gadafi, habían comenzado sus ataques contra los manifestantes.