Los detenidos planeaban secuestrar y decapitar a varios ciudadanos de Sidney y Brisbane

Operación antiterrorista en Australia
Foto: DAVID GRAY / REUTERS
Actualizado: jueves, 18 septiembre 2014 13:12

SYDNEY, 18 Sep. (Reuters/EP) - 


   Los australianos de origen afgano detenidos en la mayor operación antiterrorista desarrollada este jueves en Australia habían recibido órdenes del Estado Islámico para que secuestraran y decapitaran a ciudadanos en Sidney y Brisbane, según han informado fuentes de las fuerzas de seguridad a la cadena de televisión ABC.

   La Policía australiana mantiene que Mohamed Alí Barialei, que ha sido identificado como el miembro australiano más veterano del Estado Islámico, dio órdenes al jóven Omarjan Azari, de 22 años de edad y residente en Sidney, para que llevara a cabo los ataques.

   El objetivo era secuestrar al azar a ciudadanos corrientes y ejecutarlos delante de una cámara, para que, posteriormente, el Estado Islámico difundiera su decapitación en todo el mundo por Internet.

   Azari, que es uno de los quince detenidos en la macrooperación desarrollada en varios puntos de Sidney y Brisbane este jueves por la mañana, está imputado por conspiración para preparar un atentado terrorista.

   La operación antiterrorista ha supuesto el despliegue de más de 800 agentes de la Policía australiana en el marco de varias redadas coordinadas y puestas en marcha desde primera hora de la mañana de manera simultánea.

   El primer ministro australiano, Tony Abbott, fue informado en la noche del miércoles sobre el operativo, bautizado como operación 'Appleby', basada en información de los servicios de Inteligencia que alertaba de que los terroristas planeaban llevar a cabo ejecuciones públicas.

   "Las órdenes, unas órdenes bastante expresas, estaban llegando de un australiano, que, aparentemente, es un miembro veterano del Estado Islámico, a redes de apoyo en Australia para que llevaran a cabo asesinatos de exhibición aquí, en este país", ha afirmado Abbott, en declaraciones a la prensa.

   "Por lo que no es sólo una sospecha, es un intento y, por eso, la Policía y las agencias de seguridad actúan de las manera que lo hacen", ha explicado, según informa el diario 'The Australian' en su edición digital.

   El fiscal general australiano, George Brandis, ha revelado que la operación ha estado en marcha desde el pasado mes de mayo y ha asegurado que si las redadas no se hubieran llevado a cabo, Australia podría haber sido testigo de decapitaciones de sus ciudadanos.

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