Transferencia de poderes Camp Shorab, Helmand, Afganistán
REUTERS STAFF
Actualizado: domingo, 30 abril 2017 8:50

   NUEVA YORK, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Unos 300 marines de Estados Undos regresaron ayer sábado a la provincia afgana de Helmand, uno de los grandes escenarios de la guerra en el país centroasiático, tres años después de su retirada inicial de 2014, ante la resurgencia de la actividad talibán y el fracaso de las autoridades locales a la hora de contener la situación de seguridad.

   "La verdad es que es bastante descorazonador", ha reconocido uno de los desplegados, el sargento Ronnie C. Mills. "Con todos los sacrificios que tus compañeros han hecho, resulta que al final acabas donde empezaste", ha lamentado al diario estadounidense 'The New York Times'.

   Estos 300 marines se integrarán en la operación de la OTAN en calidad de entrenadores de las fuerzas afganas, todavía renqueantes tras el brutal ataque de la semana pasada en su base militar de Mazar I Sharif. Una decena de talibán se infiltraron en la mezquita y el comedor de la base, donde abrieron fuego indiscriminado durante diez minutos. Al menos 140 militares afganos murieron y más de 160 resultaron heridos.

   A la baja moral se suma el irresistible empuje de los talibán en la provincia, el principal centro de cultivo de opio del país. Las fuerzas afganas controlan ahora menos de un 60 por ciento de Afganistán, obstaculizadas por la corrupción endémica de sus dirigentes, que mienten sobre las cifras de muertos en combate para quedarse con los salarios de los militares. Sin ir más lejos, el mes pasado fue arrestado un comandante afgano de la provincia, corrupto hasta la médula.

   Era el comandante del cuerpo 215 de Maiwand, alojado en Camp Shorab, el mismo lugar donde se encuentran los militares estadounidenses. Esperan que, con su llegada, las fuerzas afganas logren recuperar el terreno perdido en localidades como Marja. "Cuando salimos de ahí", recuerda el sargento Mills, "podías pasearte por los bazares". Ahora, las fuerzas afganas de Marja están arrinconadas y solo pueden recibir apoyo aéreo.

   En Helmand fallecieron unos 350 marines estadounidenses -- y miles resultaron heridos -- allá por 2009, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ordenó el refuerzo del contingente militar en el país centroasiático. Muchos de los que combatieron entonces han regresado. "Gente de mi generación", recuerda el cabo Allan Oshea. "Gente a la que admirabas. Cuando te enteras de que hemos perdido los lugares por los que lucharon, es para echarse a llorar".

La situación crítica que atraviesa la provincia se hizo notar incluso durante la ceremonia de ayer, donde las nuevas fuerzas estadounidenses recibieron el traspaso de poderes. "A primera hora de la mañana", recuerda el general de brigada Douglas Sims, responsable de la unidad saliente del Ejército estadounidense a la que reemplazarán estos marines, "estaba escuchando los impactos de mortero justo al lado de la residencia del gobernador".

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