Marruecos juega al gato y el ratón con los africanos que buscan llegar a Europa

Migrantes africanos en Tánger a la espera de cruzar hacia España
REUTERS / YOUSSEF BOUDLAL
Actualizado: miércoles, 19 septiembre 2018 15:07

El Gobierno marroquí asegura haber impedido que 54.000 migrantes cruzaran hacia España este año

TÁNGER (MARRUECOS), 19 Sep. (Reuters/EP) -

Los migrantes africanos están desafiando la campaña del Gobierno de Marruecos para mantenerles alejados de los pasos terrestres y por mar hacia España, que actualmente se ha convertido en el principal puerto de entrada para quienes tratan de llegar a Europa, después de que la ruta desde Libia haya quedado prácticamente cerrada.

La Policía marroquí lleva a cabo redadas frecuentes en zonas populares entre personas procedentes de otras partes de África y ha trasladado en autobús a miles de ellos al otro extremo del país desde el salto masivo de 800 migrantes a la valla en Ceuta el pasado mes de julio.

Estos traslados han sido criticados por grupos de defensa de los Derechos Humanos después de que dos malienses murieran en el trayecto. Además, muchos de ellos simplemente han optado por regresar y se encuentran escondidos en los bosques o las callejuelas de Tánger, planeando su viaje hacia España.

"Vinimos a Marruecos para permanecer en el norte hasta que llegara el momento oportuno de abrirnos paso a través de la valla de Ceuta. No tenemos otra elección", cuenta Aboubakar, un licenciado en Sociología guineano de 25 años.

Su relato y el de sus compañeros que duermen con él en un bosque junto al barrio tangerino de Mesnara muestran lo complicado que resulta impedir que personas que están decididas crucen hacia Europa.

Según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 38.000 migrantes han llegado a España en lo que va de año, unos 33.600 de ellos por mar, mientras que 310 han perdido la vida en la travesía. Esta cifra contrasta con el total de 28.700 llegadas en todo 2017.

La gran mayoría de ellos cruzaron desde Marruecos, que ha impedido que otros 54.000 migrantes cruzaran hasta el pasado agosto, según el director de migración y control de fronteras del Ministerio del Interior, Jalid Zerouali.

SE PREPARABAN ASALTOS MASIVOS A LA FRONTERA EN VERANO

"Recibimos chivatazos de las redes de tráfico de personas estaban crecidas tras el salto masivo de julio hacia Ceuta y preparaban asaltos a gran escala contra las fuerzas de seguridad en la frontera este verano", ha contado a Reuters.

El reino alauí es en sí mismo un país de destino y ha concedido 56.000 permisos de residencia a extranjeros, en su mayoría del África Subsahariana, desde que reformó su política migratoria en 2013. Algunos de ellos aseguran ahora que les han expulsado de sus casas, en medio de la campaña contra la inmigración ilegal.

Reuters ha hablado con una decena de migrantes escondidos en un bosque cercano a Tánger, que duermen al raso sobre mantas. Algunos de ellos entraron en Marruecos de forma legal, ya que el país no exige visado a los nacionales de varios países africanos, y realizaban trabajos temporales o en la agricultura o mendigaban en las calles para ahorrar lo suficiente para pagar la travesía en barco.

"Fuimos detenidos en nuestras casas a primera hora de la mañana a finales de agosto, llevados a identificarnos a una comisaría y luego esposados y obligados a sur a un autobús", relata Aliou, un guineano, que como el resto no quiere dar su nombre completo.

El joven tuvo que abandonar todas sus pertenencias en su apartamento alquilado en Tánger. "Solo nos dieron un bocadillo en el viaje de diez horas antes de abandonarnos cerca de la ciudad de Tiznit", explica. Seis días después, él y otros migrantes consiguieron regresar al bosque cercano a Tánger pero esperan que las autoridades vuelvan en cualquier momento en lo que los migrantes llaman "la caza del hombre negro", porque se deja fuera a marroquíes y sirios que también intentan cruzar hacia España.

REGRESO HACIA EL NORTE PARA LOGRAR EL SUEÑO EUROPEO

En un campamento improvisado mucho más grande junto a la estación de autobús de Casablanca, 300 kilómetros al sur de Tánger, muchos también cuentan que están haciendo el viaje de vuelta hacia el norte tras ser trasladados en autobús hacia el sur.

Mamadou, un joven de Camerún que llegó a través de Argelia, explica que intentó saltar la valla de Ceuta en julio, pero se hirió una pierna. Fue trasladado en autobús a la ciudad de Agadir, en el sur, pero consiguió reunir dinero suficiente para pagar el billete de autobús a Casablanca.

"Ahora me quedaré aquí hasta que consiga un billete para volver al norte para perseguir mi sueño de llegar a Europa", cuenta dentro de una tienda de campaña improvisada con los restos de cajas de madera y mantas.

"Cuando encontramos a un subsahariano indocumentado que se está preparando para cruzar la frontera de forma ilegal simplemente nos lo llevamos del norte a otras ciudades", explica Zerouali. "Es mejor para ellos ser enviados a una ciudad como Marrakech que permanecer en los bosques en torno a Tánger", defiende el responsable marroquí.

Según Zerouali, un total de 74 redes de tráfico de personas han sido desmanteladas desde enero. El funcionario ha defendido que el reino se gasta al menos 200 millones de euros al año en mantener la seguridad de sus fronteras y ha rechazado las acusaciones de violaciones de los Derechos Humanos, defendiendo que los traslados de migrantes hacia el sur "se realizan en pleno cumplimiento de la ley".

UNOS 5.000 MIGRANTES TRASLADADOS AL SUR

Las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos consideran que la campaña es un desplazamiento forzoso e indiscriminado que viola la libertad de movimiento. Según Amnistía Internacional, unos 5.000 subsaharianos han sido subidos a autobuses sin comprobar su estatus legal y abandonados en zonas remotas.

En el distrito tangerino de Branes, donde viven muchos subsaharianos, Aissatou Barry, quien vive en Marruecos desde hace ocho años tras huir de Costa de Marfil, cuenta que la Policía registró su casa a las 5.00 horas del 9 de agosto.

Aunque tiene permiso de residencia, ella y sus hijos fueron llevados junto a otras personas a una comisaría y solo les permitieron marcharse horas después. Cuando volvió a su casa, por la que paga un alquiler de 410 euros al mes, todos sus bienes de valor habían sido robados.

Barry presentó una denuncia por le registro ante el consejo regional de Derechos Humanos. La mujer, que fundó la asociación Puentes Solidarios para ayudar a migrantes a integrarse en Marruecos y abandonar la idea de la peligrosa travesía por mar, asegura sentirse humillada. "Siempre he considerado a Marruecos mi hogar. Ahora, tras este registro, ya no lo siento así", confiesa.

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