MSF da apoyo psicosocial a los afectados por el terremoto en San Gregorio
JORDI RUIZ CIRERA/MSF
   
Actualizado: martes, 26 septiembre 2017 19:07

MADRID, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

"El miedo es aún la emoción más predominante en Ciudad de México", cuenta Carmen Rodríguez, Referente de Salud Mental de Médicos Sin Fronteras (MSF) en México, que lidera un proyecto de apoyo psicosocial para las personas afectadas por el potente terremoto que hace una semana sacudió de nuevo el país cobrándose cientos de vidas y causando extensos daños, pero también reviviendo temores olvidados.

La tierra tembló el 7 de septiembre en los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco con un saldo de más de cien muertos y, cuando el peligro parecía haber pasado, volvió a hacerlo el 19 de septiembre en zonas del centro y el sur de México, incluida Ciudad de México, dejando más de 300 fallecidos, justo 32 años después de uno de magnitud 7,1 que dejó miles de víctimas mortales en todo el país.

"Para muchas personas en Ciudad de México, este temblor ha sido un revivir las heridas sufridas durante el terremoto de 1985. Muchas personas presentan recuerdos intensos y han revivido emociones vinculadas a los eventos experimentados en el 85", explica Rodríguez en una entrevista recogida por Europa Press.

"Por ejemplo, las personas no quieren regresar a sus casas porque tienen miedo a que se derrumben. Una persona con la que hablamos había perdido a su hermano en el derrumbe de su casa una semana después del terremoto del 85. Y claro, esas cosas no se olvidan", subraya.

Rodríguez indica, que si bien "la capacidad de respuesta de México ante este tipo de catástrofes suele ser rápida y buena, a pesar de ello siempre quedan algunas necesidades que no están cubiertas". En este caso, apunta, "había algunos vacíos en el campo de la atención en salud mental y psicosocial, así que decidimos llevar varios equipos compuestos por un psicólogo, un médico y un trabajador social a las comunidades más alejadas".

El trabajo de estos equipos psicosociales "consiste en prestar apoyo a la población afectada a través de consultas individuales o grupales". "Visitamos los albergues donde están los afectados y vamos a los lugares donde aún se están tratando de llevar a cabo rescates. También intentamos estar presentes en el momento en el que las casas dañadas van a ser demolidas, ya que las familias que lo han perdido todo suelen necesitar apoyo emocional", señala.

Además, se encargan de difundir "mensajes que sirvan para ayudar a que la población afectada pueda comprender qué es lo que están sintiendo en estos momentos y cómo afrontarlo". "Tratamos de llevar a cabo acciones de sensibilización y proporcionamos información para que la gente sepa cómo afrontar los días y semanas que les quedan por delante", comenta la trabajadora de MSF.

SIN UN HOGAR AL QUE VOLVER

Los equipos psicosociales trabajan principalmente con personas que no han perdido a sus seres queridos pero sí sus hogares y que presentan altos niveles de "angustia, miedo e hiperalerta". En la comunidad de San Gregorio, por ejemplo, "una señora comentaba que su niño no se separa de ella en ningún momento, que se asusta y llora cada vez que escucha una sirena".

"En Juchitán, donde la tierra no deja de temblar, los vecinos duermen en la calle por miedo a que se caigan sus casas. Muchos otros no acuden a sus puestos de trabajo porque no quieren permanecer en lugares cerrados. Los supermercados siguen sin abrir porque los trabajadores no se sienten seguros para volver allí", relata.

"Les explicamos que, teniendo en cuenta lo que les está tocando vivir, las reacciones que están teniendo ahora mismo son totalmente normales", dice Rodríguez explicando que "el miedo, la angustia y el estar alerta son sentimientos que aparecen después de vivir experiencias intensas como la de un terremoto, ya que son momentos que representan una importante amenaza a la vida de uno y a la de sus seres queridos".

UN TRABAJO A LARGO PLAZO

"Nuestro trabajo consiste sobre todo en ayudarles a que pongan en marcha sus mecanismos de afrontamiento" porque, "cuando todo el apoyo inicial se vaya retirando, pueden producirse sintomatologías más intensas". "Depende sobre todo del tiempo que le lleve a cada uno retomar, en la medida de lo posible, la vida que tenían antes del terremoto", aclara.

En Ciudad de México, sacudida por el último seísmo, "estamos todavía en una fase inicial en la que la población está más centrada en solventar las necesidades básicas y comenzar a organizar tanto la ayuda como las actividades". En cambio, en Oaxaca, donde ya han pasado unas semanas desde la sacudida, "las redes de apoyo ya están mucho más estructuradas", lo que permite a MSF centrarse en problemas "más específicos", como el apoyo psicosocial.

Rodríguez destaca que "un buen acompañamiento psicosocial puede marcar la diferencia en el momento del restablecimiento de los afectados". "Las consecuencias individuales a mediano y a largo plazo van a depender de muchos factores. Obviamente, para aquellos que han perdido sus casas o sus seres queridos, la recuperación va a ser mucho más difícil", señala.

"En general, el dolor y la aflicción irán disminuyendo con el transcurso del tiempo, muy poco a poco, pero siempre hay personas a las que les resulta más complicado poner en marcha los mecanismos de afrontamiento necesarios para ir restableciéndose emocionalmente" y muchos de ellos pueden acabar desarrollando trastornos relacionados con el estrés", advierte.

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