Un monje budista tibetano se quema a lo bonzo en el suroeste de China

Actualizado: miércoles, 26 octubre 2011 11:28


PEKÍN, 26 Oct. (Reuters/EP) -

Un monje budista tibetano se ha quemado a lo bonzo este martes en el monasterio de Ganzi, ubicado en la provincia china de Sichuan (suroeste). Es la décima inmolación que se ha producido desde el mes de marzo para protestar contra el control religioso del Gobierno chino.

Interrogado sobre este suceso, el grupo Tíbet Libre ha confirmado la información, aunque dice desconocer el nombre del monje que se ha prendido fuego, así como el estado en que se encuentra o si ha sobrevivido.

Por su parte, los residentes y trabajadores de la localidad de Ganzi, conocida como Kandze por los tibetanos, dicen no haber oído nada al respecto. "No sé nada de eso, pero si lo supiera tampoco podría irme de la lengua", ha dicho a Reuters un funcionario.

Ganzi está unos 150 kilómetros al sur de Aba, escenario de ocho de las nueve inmolaciones que se han producido en los últimos siete meses, antes de esta última, cinco de las cuales han sido mortales. La mayoría de los residentes en Ganzi pertenecen a la etnia tibetana, por lo que se consideran miembros de la Región Autónoma de Tíbet

La directora de Tíbet Libre, Stephanie Brigden, ha señalado que estas inmolaciones "son una muestra del amplio rechazo a la ocupación china de Tíbet". Según el grupo, "el número de efectivos de seguridad ha aumentado significativamente en la capital de Tíbet, Lhasa, a cientos de kilómetros de donde han ocurrido estos actos".

A pesar de que las protestas son minoritarias, el Gobierno chino, las ha calificado de "destructivas" al considerar que pueden amenazar su política regional. Desde 1950, Pekín gobierna en Tíbet, a pesar de las críticas recibidas de grupos de Derechos Humanos.

China ha acusado reiteradamente al líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, de apoyar la violencia y el separatismo, algo que éste ha negado, explicando que solamente persigue la autonomía real de la región.

La semana pasada, el Dalai Lama lideró una oración en la que participaron cientos de religiosos y laicos en memoria de los que se han inmolado.