Actualizado: miércoles, 23 noviembre 2016 18:30

MOSCÚ, 23 Nov. (Reuters/EP) -

Las autoridades de Rusia han manifestado este miércoles que el despliegue de varios sistemas de misiles antibuque en las islas Kuriles, cuya posesión lleva disputándose con Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no debería interponerse en las negociaciones de paz establecidas entre Moscú y Tokio.

Varios medios de comunicación rusos, que han informado de que los sistemas de misiles se encuentran operativos en la zona, han señalado que los líderes de ambas naciones se reunirán en diciembre para hablar de la disputa territorial e intentar avanzar en las conversaciones de paz.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha afirmado que el Ministerio de Defensa de Rusia tenía motivos suficientes para desplegar los misiles. "Desde nuestro punto de vista, el despliegue no debería interferir en absoluto en la relación que mantenemos con Tokio", ha afirmado Peskov.

"Hay una tendencia a trabajar de forma paralela, especialmente debido a la relación económica entre ambos países", ha añadido. Después de que se hiciera público el despliegue de misiles, el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Fumio Kishida, ha indicado que el Gobierno debe hallar una respuesta apropiada, según ha comunicado la agencia de noticias Kiodo.

El sistema 'Bastion', dotado de misiles 'Onix', puede proteger hasta un radio de 300 kilómetros de cualquier operación de desembarco. Este fue empleado por última vez en Crimea, antes de que se produjera su anexión a Rusia. Las características del 'Bal' son muy similares.

Los llamados Territorios del Norte, cuatro islas del archipiélago de las Kuriles, pasaron a formar parte de Rusia tras la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, Japón ha condicionado la firma de un tratado de paz a la devolución del archipiélago.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha puesto en marcha lo que ha descrito como una nueva forma de abordar la disputa territorial con Rusia y ha planeado una reunión con Putin, que tendrá lugar en Nagato, su localidad natal.

"No importa cuáles sean las intenciones de Moscú, el despliegue supone malas noticias para Abe", ha señalado el profesor asociado de la Universidad de Japón James Brown. "La oficina del primer ministro tendrá ahora que trabajar muy duro para convencer a la opinión pública japonesa de que la nueva forma de tratar el asunto es inteligente", ha añadido.

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