Eid en Mosul
REUTERS / ALAA AL-MARJANI
Actualizado: domingo, 25 junio 2017 13:31


MOSUL, 25 Jun. (Reuters/EP) -

Los habitantes de Mosul han celebrado este domingo su primera fiesta del Eid (el final del Ramadán) desde que Estado Islámico hiciera de la ciudad su gran bastión en Irak en junio de 2014. Ahora quedan menos de 350 milicianos en el casco histórico y su derrota es inminente, pero la población recuerda a sus familiares perdidos, a los desplazados y la colosal destrucción de la ciudad.

"No es lo mismo", ha lamentado a Reuters un residente anónimo de la ciudad por el miedo a represalias de posibles yihadistas que hayan escapado del cerco de las autoridades en el centro oeste de la ciudad.

El residente condenó especialmente la destrucción de la histórica mezquita de Al Nuri y en particular de su minarete inclinado, de 850 años de antigüedad, que los islamistas han preferido volar en pedazos antes de permitir su liberación, siendo como era el lugar donde el líder de Estado Islámico, Abú Bakr Al Bagdadi, proclamó en 2014 el "califato" del grupo.

El este de la ciudad, liberado en enero, es la zona más tranquila, pero casi tres años de influencia yihadista se notan, porque los niños siguen usando los únicos juguetes que les permitía Estado Islámico, las armas de juguete, parte de su proceso de radicalización en una ideología militar y supremacista que les enseñó a contar usando bombas en lugar de números.

Estado Islámico permitía las oraciones del Eid pero no la fiesta que le acompañaba, como recuerdan los residentes. Muchos de ellos han reservado la celebración para el momento en el que retornen sus familiares desplazados, muchos de ellos en la otra orilla del Tigris, otros atrapados en el oeste asediado de la ciudad (entre 50.000 y 100.000, dependiendo de las fuentes).

Ahora mismo las fuerzas especiales antiterroristas se encuentran a menos de 25 metros de la mezquita, pendientes de un posible contraataque yihadista, bien con francotiradores, coches bomba o una ofensiva por tierra con escudos humanos.

El Gobierno espera declarar victoria la semana que viene. Sea como fuere, "nada de esto terminará hasta que mi familia regrese a casa", ha declarado otro de los residentes de la ciudad, mientras aguarda a su gente, en el otro lado del río.


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