Las oportunidades de empleo son muy pocas después del paso de 'Yolanda'

Tribuna Abierta Europa Press
FIlipinas
Foto: CRUZ ROJA
 
Actualizado: miércoles, 5 noviembre 2014 16:36

MADRID, 5 Nov. (Miguel Domingo García / Periodista de Cruz Roja Española en Filipinas) -

"Nuestra antigua casa era más pequeña, como un gazebo, con un tejado de nipah. Estaba en la montaña, lejos de todo. Cuando llovía, los caminos se volvían resbaladizos, y mis hijos no podían ir a la escuela". Geraldine Relado Francisco, de 42 años, contempla desde la ventana la carretera asfaltada a cuyos pies se levanta ahora su nuevo hogar, con un tejado de acero de brillante color rojo.

Se ha cumplido un año desde que el tifón 'Haiyan', el mayor y más devastador de la historia de Filipinas, cruzara el país asiático, el 8 de noviembre de 2013. 'Yolanda', como fue llamado el huracán en el país asiático, dejó tras de sí más de 6.300 muertes, y millones de personas perdieron viviendas, posesiones y medios de vida. Cruz Roja Española, que contaba con proyectos de cooperación internacional en el país desde hace 15 años, desplegó un completo operativo de emergencia tras la catástrofe y mantiene un año después, en coordinación con Cruz Roja Filipinas, varios proyectos de recuperación en tres islas del país: Samar, Leyte y Panay.

Geraldine apenas puede contener las lágrimas cuando habla de aquella experiencia. Su casa de nipah quedó destruida cuando un árbol cayó sobre su tejado, arrastrado por la fuerza del viento. Ella, su marido y sus seis hijos se vieron desamparados. Reconstruyeron, con los restos que encontraron una especie de refugio, remedo de lo que fue su casa, en el que se cobijaron los primeros meses, pero el dueño del terreno les obligó a marcharse. En el suelo que les cedieron unos familiares, se levanta su nuevo hogar, construido por Cruz Roja Filipina con el apoyo de Cruz Roja Española.

La casa sigue las pautas de las viviendas tradicionales filipinas: de estructura de madera y paredes de bambú, pero creada con criterios seguros de construcción, y con cimientos de hormigón, que la hacen resistente a los vientos y a las inundaciones. No en vano, Filipinas es uno de los países con mayor riesgo de padecer catástrofes naturales, y cada año sufre terremotos, tormentas tropicales, erupciones volcánicas y tifones.

Filipinas

Además de proporcionar un alojamiento a quienes lo perdieron, Cruz Roja está apoyando a las víctimas del tifón a mejorar, relanzar y diversificar sus medios de vida, en zonas cuya economía depende principalmente de la agricultura, tan vulnerable ante los desastres naturales.

"Las oportunidades de empleo son muy pocas después de Yolanda", asegura Geraldine, que trabaja en una lavandería dos veces a la semana, y vende algunos vegetales en el mercado; su marido recoge chatarra y botellas de cristal, pero el dinero que obtiene es mínimo. El deseo de Geraldine es poder criar algunos cerdos, que les permitan mejorar sus ingresos, para lo que cuenta también con el apoyo económico de Cruz Roja.

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