Marine Le Pen y Geert Wilders
ROBERT PRATTA / REUTERS
Actualizado: domingo, 12 marzo 2017 11:52

El islamófobo y euroescéptico Wilders se está desinflando en la recta final y parece imposible que forme gobierno

MADRID, 12 Mar. (EDIZIONES) -

Países Bajos celebra este 15 de marzo unas elecciones que han atraído más atención de lo que es normal para el pequeño país europeo, uno de los seis fundadores de la UE, por un único motivo: el controvertido y populista Geert Wilders, conocido por sus posturas contra la inmigración y los musulmanes, podría ser la fuerza más votada.

Muchos están a la expectativa de lo que voten los holandeses para hacerse una idea de lo que pueda ocurrir en las dos grandes citas electorales que deparará este 2017 a Europa: las presidenciales en Francia el 23 de abril y el 7 de mayo, y las generales alemanas del 24 de septiembre.

En definitiva, lo que se quiere constatar es si la tendencia que comenzó con el voto a favor del Brexit en el referéndum de junio de 2016 en Reino Unido y siguió con la victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos, se consolida y con ella el auge que parecen estar gozando a nivel mundial los políticos y partidos de corte populista.

El Partido por la Libertad (PVV) de Wilders ha encabezado los sondeos desde hace meses, pero parece haberse desinflado en la recta final. Ahora, el sondeo de sondeos Peilingwijzer le sitúa en segunda posición, por detrás del partido Liberal (VVD) del primer ministro saliente, Marc Rutte, con un 15 por ciento y un 16 por ciento de los votos, respectivamente.

En todo caso, aunque considera alzarse con la victoria y que el PVV fuera la fuerza más votada, Wilders parece tener opciones prácticamente nulas de conseguir formar gobierno, dado que las principales fuerzas parlamentarias ya han dejado claro que no están dispuestas a entrar en una coalición con él al frente.

Dado el complicado escenario holandés, y que el país cuenta con un sistema proporcional de circunscripción única, los expertos auguran que tras estas elecciones serán necesarios entre cuatro y cinco partidos para formar gobierno, por lo que la negociación podría demorarse meses.

Pero está por ver si los sondeos vuelven a equivocarse, como ya ha ocurrido con el Brexit y con Trump, aunque en el caso de Wilders ya en anteriores elecciones los sondeos le auguraron un resultado mejor al que le depararon finalmente las urnas.

DECLIVE DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES

Independientemente de que Wilders sea el más votado, lo que sí que parece claro es que los partidos tradicionales holandeses continúan su declive. En los años 80, los cristiano demócratas (CDA), los laboristas (PvdA) y los liberales (VVD) acaparaban el 80 por ciento de los votos, un porcentaje que cayó al 60 en 2002 y que para estas elecciones se espera que sea de alrededor del 40 por ciento.

Por otra parte, también ha quedado palpable el creciente descontento que parecen sentir los holandeses hacia la UE, de la que parecen estarse alejando, como lo demuestra el hecho de que además del partido de Wilders, que propugna el cierre de las mezquitas, el veto a la entrada de inmigrantes musulmanes y la salida de la UE, haya otros partidos abiertamente euroescépticos.

Así, entre los partidos que buscan hacerse con algún escaño figuran propuestas como Foro para la Democracia, que defiende convocar referendos sobre la pertenencia a la eurozona, la libertad de movimientos o la pertenencia a la UE, y otros como VoorNederland (una escisión del PVV de Wilders) o Denk, que consideran que hay que replantearse algunas cosas en la UE.

¿NEXIT?

Pero la perspectiva de que Países Bajos siga los pasos de Reino Unidos, el llamado 'Nexit', parece lejana, puesto que para el país el impacto económico sería mayúsculo, dada su dependencia del comercio exterior y la elevada presencia de inversores extranjeros en su territorio.

En todo caso, está por ver si un resultado mejor de lo esperado de Wilders, aunque no le permita gobernar, podría generar un efecto dominó del que se pudiera beneficiar su principal aliada a nivel europeo, la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen.

Al igual que Wilders, Le Pen lleva meses liderando todas las encuestas en Francia, aunque también parece estar acusando un cierto desgaste en los últimos tiempos y ahora algún sondeo ya la sitúa en segunda posición en la primera vuelta del 23 de abril, por detrás del exministro Emmanuel Macron.

AGITADA CAMPAÑA ELECTORAL EN FRANCIA

Francia está viviendo una campaña electoral más agitada de lo esperado. Primero, el exprimer ministro François Fillon se impuso en las primarias contra todo pronóstico frente al también exprimer ministro Alain Juppé, al que se daba por favorito, y al expresidente Nicolas Sarkozy, que quedó tercero.

Luego, el presidente actual, François Hollande, dio un paso a un lado y anunció que no buscaría su reelección, algo que no había ocurrido nunca durante la V República, y a continuación, Benoît Hamon se impuso en las primarias socialistas frente al ex primer ministro Manuel Valls, que dejó el Gobierno expresamente para buscar su candidatura al Elíseo.

Pero por si fueran ya pocos sobresaltos, a finales de enero saltaba el escándalo: la mujer de Fillon había cobrado cientos de miles de euros por empleos que no había realizado como asesora parlamentaria. La noticia tuvo un efecto devastador para las aspiraciones del candidato de Los Republicanos, quien hasta entonces dominaba los sondeos con comodidad --aunque siempre con Le Pen primera en la cita de abril--.

Pese a las presiones recibidas por algunos sectores del partido, y su inminente imputación por los hechos esta próxima semana, Fillon se ha negado a retirar su candidatura, prometiéndo que llegará hasta el final y denunciando un "asesinato político" en su contra. No obstante, dado que el plazo para la presentación de candidaturas expira este 17 de marzo, aún queda un escaso margen para que pueda haber una sorpresa del bando conservador.

El gran beneficiado de esta situación ha sido Macron, que fue ministro de Economía con Hollande y que optó por ir por libre a estas elecciones, sin someterse al dictado de las primarias de ninguna de las dos grandes familias políticas. Su proyecto centrista En Marche! parece gozar del visto bueno de muchos franceses, incluidos algunos integrantes del Partido Socialista, que han expresado abiertamente su respaldo a Macron en detrimento de Hamon.

Sin embargo, en una campaña tan accidentada como la actual en Francia, las seis semanas que quedan para la primera cita con las urnas podrían deparar aún nuevas sorpresas que tengan un impacto en el resultado, incluido que sea Le Pen la que se imponga en segunda vuelta, algo que los sondeos no han pronosticado hasta ahora.

MERKEL, A POR SU CUARTO MANDATO

Mucho más tiempo queda para las elecciones alemanas. La canciller alemana, Angela Merkel, partía inicialmente como la favorita y ello pese a que su política de puertas abiertas a inmigrantes y refugiados en 2015 le pasó una cierta factura política.

Sin embargo, el relevo en las filas del Partido Social Demócrata (SPD) con la elección del expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz como candidato a la Cancillería parece haber complicado lo que a priori se vaticinaba como un camino de rosas para Merkel hacia su cuarto mandato.

Algunos sondeos han dado al SPD algún punto de ventaja sobre la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel y en general coinciden en mostrar que la diferencia entre los dos grandes partidos --actuales socios de coalición-- se ha acortado.

Así las cosas, la clave en estas elecciones estará en quién será el socio de coalición de quien gane, es decir, si Merkel estaría dispuesta a una coalición liderada por Schulz, o si, de ganar éste, optaría por una coalición de izquierda que englobara a Los Verdes e incluso a La Izquierda.

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