Actualizado: miércoles, 24 febrero 2016 2:06

MADRID, 24 Feb. (EUROPA PRESS) -

La Cámara de Representantes de Libia --el Parlamento oficial-- ha aplazado una semana más el debate sobre el gobierno de unidad propuesto por el Consejo Presidencial, tras el boicot por parte de la minoría federalista de Cirenaica.

Según las informaciones recogidas por el diario local 'The Libya Herald', cerca de diez miembros federalistas han insultado, amenazado y proferido gritos durante la sesión, que se ha saldado sin votación.

Previamente, varios parlamentarios federalista intentaron impedir al resto de miembros del organismo entrar en el Parlamento para evitar que se procediera a la votación, según varios parlamentarios.

Finalmente, y después de que se determinara que había quorum para proceder a la votación, los federalistas han ascendido al podio y han impedido por la fuerza al presidente, Agila Salé, declarar el inicio del proceso.

El citado diario ha agregado que durante los procedimientos ha sido además saboteado el tendido eléctrico, dejando sin suministro el edificio.

El parlamentario Abubaker Said ha lamentado lo ocurrido, describiéndolo como "lamentable y vergonzoso" y criticando que "una minoría haya impedido a la mayoría ejercer su derecho democrático de expresar su opinión sobre el gobierno de unidad".

En cualquier caso, no estaba garantizado que los parlamentarios fueran a respaldar el gobierno de unidad propuesto por el primer ministro designado, Fayez Serraj, debido a las diferencias en torno a varios de los nominados.

Los nombres más polémicos son los de los titulares de las carteras de Exteriores y Planificación, Mohamed Siala y Al Hadi al Juhaimi, respectivamente, quienes mantuvieron su respaldo al exlíder Muamar Gadafi durante gran parte de la revolución.

Asimismo, otro nombre controvertido es el de Arif Joja, propuesto para encabezar el Ministerio del Interior, debido a sus lazos con el antiguo líder del Grupo Islámico Libio de Combate (GILC), Abdulkarim Belhaj.

AVANCES MILITARES

Por otra parte, los últimos avances logrados por el Ejército contra la rama local del grupo yihadista Estado Islámico y sus milicias aliadas están dando alas a los que respaldan las exigencias del jefe de las Fuerzas Armadas, el antiguo general renegado Jalifa Haftar.

Este mismo martes, el Ejército ha logrado hacerse con el control de varias áreas cercanas al puerto de la localidad de Benghazi (este), concretamente las de Buatni, Hawari y Leizi, utilizadas por los yihadistas para lanzar numerosos ataques en los últimos meses.

Fuentes hospitalarias citadas por la agencia británica de noticias Reuters han indicado que al menos 20 personas han muerto y otras 45 han resultado heridas en los últimos combates.

La ciudad de Benghazi ha sido escenario de los enfrentamientos más duros en los últimos meses, en el marco de la ofensiva lanzada por Haftar en 2014 contra los grupos islamistas armados presentes en la zona.

Estos avances están siendo aprovechados por los parlamentarios que respaldan a Haftar, que reclaman que sea uno de sus hombres de confianza el que ocupe el Ministerio de Defensa, opción que cuenta con una importante oposición en otros sectores del Consejo Presidencial.

EL ACUERDO POLÍTICO

El Acuerdo Político de Libia establece la creación de un gobierno de unidad nacional con un primer ministro de consenso apoyado por un Consejo Presidencial con seis viceprimeros ministros y tres ministros, que ya han sido elegidos.

El pacto también contempla la creación de un Consejo de Estado, que será un órgano consultivo integrado por unos 150 representantes que proceden del Congreso General Nacional de Trípoli.

El Parlamento, por su parte, quedará constituido por los miembros de la Cámara de Representantes de Tobruk, mientras que el Gobierno todavía no tiene asignada su sede. Las nuevas autoridades tendrán que alcanzar algunos acuerdos de seguridad para poder establecer en un futuro próximo la sede del Ejecutivo en Trípoli.

El acuerdo contó con el respaldo de más de cien representantes de las delegaciones gubernamentales de Tobruk y Trípoli, aunque no con la firma de los presidentes de las dos cámaras legislativas.

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