Los peligros de trabajar como humanitario en República Centroafricana

República Centroafricana
REUTERS
Actualizado: viernes, 19 agosto 2016 8:45

MADRID, 19 Ago. (Júlia Serramitjana, responsable de medios de Oxfam Intermón en República Centroafricana) -

Hoy en República Centroafricana celebramos el Día Internacional Humanitario intentando contener un brote de cólera que ya afecta a más de 120 personas. Hasta la fecha se ha cobrado 16 víctimas. Las organizaciones no podemos bajar la guardia, así que poco habrá que conmemorar.

El cólera no es el único desafío con el que hay que lidiar. Hacer llegar la ayuda, tan necesaria en un país con graves problemas de desplazamiento y pobreza, se convierte en un reto diario a causa de la inseguridad y la violencia.

Las necesidades son enormes y no hay tiempo que perder pero cada semana se cuentan por decenas los incidentes relacionados con la seguridad de las ONG: robos, pillajes y asaltos a mano armada. INSO, una organización que se ocupa de la seguridad de los trabajadores humanitarios, advierte de que los incidentes de seguridad que afectan directamente a los trabajadores humanitarios en República Centroafricana son mucho más numerosos de los que se registraron en Siria, Irak o República Democrática del Congo. Según esta ONG, República Centroafricana lidera el ranking de países con más incidentes: 168 casos, seguido de Siria con 160 y Afganistán con 122.

Los datos resultan sorprendentes. Según una fuente de seguridad que prefiere mantener el anonimato, estas cifras se explican porque el acceso humanitario es ya muy restringido en países con guerras abiertas como Siria, por ejemplo. Pero el caso de República Centroafricana es preocupante, ya que el acceso humanitario no debería interrumpirse. La impunidad con la que los grupos armados actúan a lo largo del país y la enorme proliferación de armas es una de las explicaciones.

Los hechos recientes más graves tuvieron lugar en mayo y junio, cuando dos trabajadores humanitarios de una ONG médica murieron asesinados durante un asalto mientras llevaban a cabo su trabajo. Algo inadmisible y que no debe volver a suceder.

Y es que la inseguridad afecta seriamente al trabajo humanitario que hacemos aquí: las organizaciones se ven obligadas a suspender su actividad de forma intermitente para no poner en riesgo a su personal y hay una creciente preocupación por cómo las continuas interrupciones pueden afectar a los programas y a las personas que tanto necesitan la ayuda. En República Centroafricana son 2,3 millones de personas, cerca de la mitad de la población.

Isabel Martins, responsable de la base de Oxfam en Paoua, en el norte del país, explica que trabajar en un contexto tan marcado por la inseguridad se convierte en algo realmente difícil: "Paoua está en la frontera con Chad, una zona ya de por sí sensible e inestable. Debido al trabajo que llevamos a cabo, tenemos que ir a pueblos muy aislados a los que se acude por carreteras secundarias. Por el camino hay un gran riesgo de robos de vehículos y ataques. Esto nos obliga a monitorear a diario la situación, recoger y comparar informaciones sobre las zonas a las que tenemos que llegar para no poner en riesgo la seguridad de nuestros equipos. Aún así, muchas veces tenemos que cambiar nuestros planes a última hora debido a la inseguridad. Es un contexto muy volátil y nunca sabemos lo que va a pasar. A veces tenemos que interrumpir nuestras actividades y durante bastante tiempo. Por ejemplo, llevamos desde mayo sin poder acceder a la zona de Markounda, donde llevamos a cabo programas de agua y saneamiento", explica.

Precisamente ahora el agua potable es más esencial que nunca. Sin ella, el riesgo de contraer enfermedades como el cólera se acentúa. Si no se puede acceder a las zonas donde más se necesita podría tener graves consecuencias para la población. Por eso, a pesar de los riesgos y las interrupciones, los humanitarios seguimos trabajando para que esto no ocurra. No podemos permitirlo.