La población libia acude mañana a las urnas para unas parlamentarias en medio del caos político y de seguridad

Trabajadores preparan poster de campaña para las parlamentarias en Libia
ISMAIL ZETOUNI / REUTERS

Se espera una baja participación, anticipada por el hecho de que se hayan inscrito casi la mitad de los votantes que en 2012

MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

La población libia acudirá este miércoles a las urnas en unas elecciones parlamentarias que se celebrarán en medio del caos político y de seguridad que atraviesa el país desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, y con escasas posibilidades de que los comicios ayuden a estabilizar la situación.

Un total de 1,5 millones de libios podrán ejercer su derecho al voto en las elecciones, en las que se elegirá a los 200 miembros del Majlis al Nuwab (Consejo de Representantes), según el censo realizado en mayo de este mismo año, si bien la inestable situación que atraviesa el país augura una baja participación en el proceso.

Un dato que apunta a esta posible baja participación es el hecho de que en las anteriores elecciones, celebradas en julio de 2012 --las primeras tras la caída del Gobierno de Gadafi--, un total de 2,8 millones de personas se registraron para votar.

En este hecho ha tenido que ver que, además, la comisión electoral endureciera las normas de registro solicitando a los votantes que presentaran su número de identificación nacional, que gran parte de la población residente en el sur y el este del país no tiene debido a que la inseguridad ha impedido el desarrollo de los servicios estatales.

Asimismo, algunas personas han rechazado conseguir este número identificativo, ya que tendrían más difícil aprovecharse del caos existente y reclamar varios sueldos públicos. De hecho, una de las razones esgrimidas por el Gobierno para introducir la medida fue poner fin a este tipo de fraude, no muy extendido.

La situación es tal en el país que las autoridades han decidido cambiar incluso el nombre del parlamento, que pasará a llamarse Consejo de Representantes, abandonando así el nombre de Congreso General Nacional (CGN), vinculado por muchos al estancamiento y el caos que han seguido a la caída de Gadafi.

De los 200 escaños que integrarán el organismo, 32 estarán destinados a mujeres. En las elecciones participarán un total de 1.714 candidatos --entre ellos 152 mujeres--, alrededor de un millar menos que en los comicios celebrados en 2012. Todos ellos se presentan como independientes.

El mayor número de candidaturas para un subdistrito electoral se ha registrado en Benghazi, con 117 candidatos para 16 escaños --entre ellos doce mujeres para cuatro escaños--. Por contra, el mayor número de candidaturas para un distrito electoral se ha registrado en el Gran Trípoli, con 247 candidatos para 30 escaños.

A la práctica inexistencia de campaña electoral debido a la inseguridad y el corto periodo de tiempo desde el anuncio de los comicios hasta su celebración, se suma el nuevo boicot de las comunidades amazigh y bereber, que reclaman mayores derechos y que denuncian seguir marginadas por las nuevas autoridades

CONTEXTO POLÍTICO

La situación actual en Libia está marcada por el bloqueo que atraviesan el Gobierno y el Parlamento, enfrentados entre sí en los últimos meses en medio de disputas entre facciones y formaciones políticas, y por la ofensiva militar lanzada por el general renegado Jalifa Haftar contra lo que describe como grupos 'yihadistas' presentes en el este del país.

A pesar de las recomendaciones formuladas en favor de que las elecciones sean preparadas con tiempo para intentar mejorar la situación y facilitar la participación, así como la limpieza del proceso, las autoridades han optado por convocar rápidamente comicios para intentar desatascar la parálisis institucional.

En este sentido, el presidente de la comisión electoral, Emad al Sayeh, aseguró en declaraciones a la agencia de noticias Reuters que "el organismo ha finalizado todos los preparativos para las elecciones". En el marco de los mismos, se han instalado 1.601 centros de votación en todo el país, con un territorio muy extenso y una población relativamente dispersa.

Al Sayeh llegó incluso a afirmar que hay indicaciones que apuntan a que las elecciones se celebrarán también en la localidad de Benghazi, foco de los enfrentamientos entre los soldados leales a Haftar y los milicianos vinculados a la formación islamista Ansar al Sharia.

Pese a ello, el portavoz de Haftar, Mohamed el Heyazi, anunció el 11 de junio que las tropas leales al general respetarán un alto el fuego durante la jornada electoral para permitir que los comicios transcurran sin violencia.

Haftar, antiguo aliado de Gadafi se rebeló contra su mentor en los ochenta y, según el 'think tank' estadounidense The Jamestown Foundation, pasó 20 años en Estados Unidos antes de volver en 2011 a su país de origen. Esta institución ha asegurado que el general renegado incluso contaba con el apoyo de la CIA.

Su gran reaparición llegó en febrero, cuando en televisión, flanqueado por una bandera libia y un gran mapa, reclamó que un Gobierno interino asumiese la responsabilidad en detrimento del Parlamento, paralizado por las divisiones que persisten desde el fin del antiguo régimen.

LAS DISPUTAS INTERNAS

Sin embargo, el estallido de este conflicto larvado no revela sino las disputas internas de las nuevas autoridades, debilitadas y dependientes de las alianzas tribales y políticas de las antiguas milicias que combatieron y derribaron al Gobierno de Gadafi.

Por una parte, los residentes de Zintan, en las montañas occidentales, y las brigadas aliadas Qaaqaa y Sawaiq, activas en Trípoli, son abiertamente anti islamistas y respaldan a la Alianza de Fuerzas Nacionales, una coalición de partidos nacionalistas encabezados por un dirigente del antiguo régimen.

Por otra parte, las brigadas de Misrata tienen afinidad con los islamistas e incluso apoyan al brazo político de los Hermanos Musulmanes. En este grupo se englobarían, además, las distintas facciones islamistas y todos sus socios.

En la parte este de Libia, no obstante, el apoyo a la lucha de Haftar sí se ha hecho más visible, gracias en gran medida al malestar acumulado contra Trípoli en los últimos dos años. Autoridades y habitantes de Benghazi recriminan al Gobierno central haberles dejado a su suerte frente a la violencia.

La fuerza aérea, al menos en Benghazi, parece haberse sumado abiertamente a su campaña y varios helicópteros han participado en los bombardeos contra bases islamistas. Además, una base de Tobruk también brindó el lunes su apoyo al general renegado.

Por ello, parece poco probable que la formación de un nuevo Parlamento, posiblemente fragmentado en torno a estas líneas divisorias existentes en la actualidad, vaya a permitir acercar posturas y unificar las políticas para avanzar en bloque en el proceso de transición.