Los republicanos se aferran al voto oculto y al descenso de fiablilidad de los sondeos

Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos
JONATHAN ERNST/REUTERS
Actualizado: viernes, 28 octubre 2016 18:41

NUEVA YORK, 28 Oct. (EDIZIONES) -

Los actuales sondeos electorales no pronostican adecuadamente el verdadero nivel de apoyo que está registrando el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, según un panel de integrantes del Partido Republicano consultados por de la web estadounidense Politico, en el marco de una campaña electoral donde la dificultad para hacer encuestas se ha multiplicado por varios factores, comenzando por el escaso atractivo que despiertan ambos contendientes.

"No sé hasta qué punto es un factor, pero estoy completamente convencido de que estamos ante un 'Efecto Bradley'", afirmó un alto responsable republicano de Virginia, "porque conozco a muchos republicanos que no admitirían que han votado por Trump -- yo mismo tengo dificultades en admitirlo -- pero van a aparecer, y como Hillary llegue a los comicios con menos de cinco puntos de ventaja, podrían ocurrir sorpresas".

El político consultado hace referencia a la teoría aparecida a raíz de la sorprendente derrota del demócrata Tom Bradley, de raza negra, en las elecciones a la Gobernación de Los Ángeles en 1982 después de unas encuestas que le situaban en cabeza con suficiencia. Es una versión de la tradicional "espiral del silencio" o del "Tory tímido" en Reino Unido: la gente, en las encuestas, tiene dificultades a la hora de declararse a favor de la opción considerada como "políticamente incorrecta". Y hoy, esa opción es Donald Trump.

Aunque parecía que la victoria de Obama en los comicios de 2008 parecía poner fin a esa teoría, al menos temporalmente y siempre dentro del contexto de la realidad estadounidense, ahora sucede que los propios encuestadores creen que hay factores adicionales que están dificultando la precisión de sus sondeos.

FACTORES

Hay cuatro factores a tener en cuenta. Dos de ellos son psicológicos. Primero, por los mínimos históricos en cuanto a popularidad de los candidatos. Segundo, por el eterno efecto contraproducente de las propias encuestas sobre la votación final, por el que el candidato en cabeza registra un ligero descenso dado que sus votantes dan por segura su victoria, por lo que terminan quedándose en sus casas.

Los otros dos tienen un marcado cariz técnico y están relacionados con el protocolo de consulta. El descenso de líneas telefónicas terrestres está eliminando la posibilidad de realizar un muestreo verdaderamente aleatorio de la población porque el marcado automático de números de móviles está prohibido e incrementa el coste del sondeo. A ello hay que sumar que una opción en ascenso, las encuestas por Internet, todavía no son lo suficientemente fiables, porque los participantes son voluntarios y no son elegidos al azar, contaminando el resultado hasta cierto punto.

Así, el director del Centro Eagleton para Sondeos de Interés Público, Ashley Koning, es de la opinión de que las reglas "que existían para 2008 y 2012 no se pueden aplicar en 2016". Donald Trump ha atraído a votantes erráticos o hasta ahora inapetentes mientras cada vez más partidarios de Clinton (un 74 por ciento, según Reuters/Ipsos) se muestran convencidos de la victoria de su candidata. Partidarios que podrían saltarse el día de la votación.

Cabe decir que esta acumulación de factores no tiene necesariamente por qué desembocar en un vuelco electoral. "Si Clinton solo estuviera en cabeza por dos puntos de diferencia", apunta el director del centro de Estudos de la Universidad de Quinnipiac, Douglas Schwartz, "podría estar dentro del margen de error. Ahora bien: con tantas y tan buenas encuestas que la colocan de manera constante en cabeza, me parece que vale la pena fiarse", añade.

CODO CON CODO

La postura de los republicanos consultados por Politico es ambivalente. Muchos consideran que "Trump sacará mejores resultados de lo que dicen las encuestas, pero no ganará", según uno de los consultados, desde Pensilvania, y opinan que el 'factor Bradley' existe, aunque un republicano de Ohio subraya que "suele tratarse de un aspecto marginal en muchas encuestas".

Su verdadera tabla de salvación reside en los problemas anteriormente mencionados de fiabilidad en los sondeos. "A mí me parece que no están llegando a una enorme parte de los lugares donde realmente reside el apoyo a Trump", según un republicano de Nevada para quien las encuestas "ni están eligiendo las muestras correctas ni están haciendo las preguntas adecuadas".

Lamentan todos, eso sí, muchas decisiones estratégicas de la campaña de Trump, que han acabado distanciando tanto al candidato de Clinton que se agarran a la posibilidad de un fallo de percepción sobre los votantes. "Obama nos echó un cable al incrementar el precio la versión premium de su reforma sanitaria, y en lugar de aprovecharlo Trump se ha dedicado a hablar de su hotel", lamenta un republicano de Colorado. "Y cuando te pones a hablar del hotel, pierdes la oportunidad de atemorizar a un demócrata", remacha su compañero de Florida.

"Y, seamos sinceros: ni entiende de políticas, ni le importan las políticas, y ni siquiera es conservador. Le hemos entregado un iPhone a un bebé de un año. Pulsar botones, los pulsa... pero sin ningún tipo de criterio", completa otra fuente del GOP, desde Virginia.