Personas afectadas por la sequía en Somalia
KABIR DHANJI/WFP
Actualizado: lunes, 17 julio 2017 14:06

MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -

El riesgo de hambruna en las zonas más afectadas por la sequía en Somalia sigue persistiendo si se produce una reducción en la ayuda ofrecida por las organizaciones humanitarias y si no se controlan los crecientes niveles de mortalidad y los brotes de enfermedades en los próximos meses, según ha alertado este lunes la Unidad de Análisis de Seguridad Alimentaria y Nutrición (FSNAU) de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De acuerdo con su último análisis, realizado en junio, la actual situación alimentaria y las necesidades humanitarias del país persistirán en buena parte de Somalia hasta finales de 2017 y en algunas zonas donde la población depende principalmente de la agricultura y el pastoreo en las regiones de Mudug, Galgadud, Gedo, Shabelle Medio y Bajo Shabelle, podría incluso deteriorarse.

Ante esta situación, la FSNAU ha advertido de que "debe mantenerse un nivel robusto de asistencia humanitaria ya que no se espera que las necesidades humanitarias se reduzcan significativamente antes de final de año". Según los últimos datos de la ONU, en el país hay 3,2 millones de personas necesitadas de ayuda y unos 362.000 niños menores de 5 años con desnutrición aguda severa.

La principal preocupación de la unidad de la FAO es que se reduzca la ayuda, ya que considera que el incremento registrado entre febrero y junio, cuando se pasó de asistir a un millón de personas (el 36 por ciento de los necesitados) a casi 2,4 millones (el 74 por ciento), "probablemente ha evitado un mayor deterioro de la situación de seguridad alimentaria en las zonas bien abastecidas". Sin embargo, ha incidido, "el acceso humanitario sigue siendo un reto en muchas zonas rurales del sur de Somalia".

Por otra parte, los análisis de nutrición realizados por la FSNAU apuntan a una situación nutricional crítica en nueve de los doce asentamientos de desplazados internos en Mogadiscio y Baidoa, es decir, hay un nivel de prevalencia de la desnutrición aguda severa de más del 15 por ciento.

Según los datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en el país se han registrado 818.000 nuevos desplazados internos, de los que 662.000 (el 81 por ciento) habrían venido motivados por la sequía y sus consecuencias.

Según el informe, se ha producido un incremento sustancial en las nuevas admisiones para recibir tratamiento de niños gravemente desnutridos desde principios de año, pasando de 28.600 en enero a 52.200 en febrero, 94.300 en marzo, 59.400 en abril y 97.600 en mayo.

Además, pese a los crecientes esfuerzos para combatir el brote de cólera y diarrea acuosa aguda en el país, éste aún no ha sido controlado. De acuerdo con los últimos datos del Ministerio de Salud y la OMS, entre el 1 de enero y el 18 de junio se registraron más de 53.000 casos sospechosos y 795 muertes, lo que supone un aumento significativo con respecto al mismo periodo en 2016.

LLUVIAS MENORES DE LO NORMAL

La estación de lluvias conocida como 'Gu' comenzó a finales de abril y concluyó a principios de mayo, en lugar de junio, en buena parte del país salvo en Yuba y algunas zonas de Bay y Bajo Shabelle, según el análisis de FSNAU. Como consecuencia de ello, los pastos y el acceso al agua no han mejorado en las regiones centrales y buena parte del sur del país.

Como resultado de la situación que atraviesa el país, de acuerdo con el informe, la producción total de cereales será de entre el 50 y el 60 por ciento de la media. Según la unidad de la FAO, las cosechas reducidas provocarán un inicio temprano de la estación de carestía y harán que los precios suban a partir de agosto o septiembre.

En mayo de este año, los precios del maíz y el sorgo, dos de los cereales básicos, registraron un aumento considerable (30-98 por ciento) con respecto a los niveles de un año antes en buena parte de los mercados del sur y el centro del país.

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