Trump se enfrentaría a enormes dificultades si quisiera apelar una posible derrota electoral

Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de EEUU
MIKE SEGAR/REUTERS
Actualizado: domingo, 23 octubre 2016 6:53


NUEVA YORK, 23 Oct. (Reuters/EP) -

El candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ha declinado todavía responder si aceptaría de buen grado una posible derrota electoral y no descarta impugnar una posible victoria de su rival, Hillary Clinton. La ley se lo permite y hay precedentes sobre un recuento de votos -- recientes, además, como el sucedido en Florida hace 16 años y que desembocó en la victoria de George W. Bush --, pero es un proceso costoso que necesita de apoyos, en particular dentro del partido republicano, y de los que Trump carece.

Antes de llevar el caso ante los tribunales, Trump tendría que solicitar un recuento de votos. Independientemente de la diferencia por la que saliera derrotado, de impugnar el resultado Trump probablemente lo haría en el estado de Ohio, un estado con 18 representantes en juego que actualmente se encuentra en situación de empate técnico con Clinton aunque sus tribunales tienen un fuerte carácter republicano.

Además, las reglas varían de estado a estado. Por ejemplo, Carolina del Norte, no permite recuentos en los casos de que un candidato ostente una ventaja superior al 0,5 por ciento del total de votos. En Wisconisn, los candidatos que impugnan deben pagar el recuento en su totalidad si la diferencia rebasa el 0,25. La misma situación se da en Colorado, aunque el margen es del 0,5 por ciento.

Y es caro. Un recuento local de 9.000 votos en Wisconsin costó unos 10.000 euros, pero en unas presidenciales el recuento se haría a la totalidad y hay que tener en cuenta que en 2012 se depositaron tres millones de papeletas.

Si la diferencia fuera mayor de los 18 representantes de Ohio, Trump debería impugnar en múltiples estados, según el ex abogado del Comité Nacional Demócrata Troy McCurry. En este caso y para minimizar gastos, Trump podría alegar, en lugar de irregularidades en la votación, un comportamiento abusivo por parte de algún oficial electoral siempre que tuviera pruebas que lo demostraran.

De prosperar la demanda, Trump se enfrentaría al desafío del Tribunal Supremo, actualmente repartido por igual entre liberales y conservadores y de dictamen incierto.

"Pongámoslo de esta forma", explica el abogado republicano Donald Brey. "Si Trump decide disputar Ohio, es que ya ha perdido". Además, queda por saber qué intenciones tendrá su partido, que ya ha anunciado que aceptará una posible derrota y no tiene la más mínima intención de combatir el resultado en un estado en el que haya perdido la carrera presidencial pero haya ganado la votación adicional que se realiza para el Senado.

"Además, el caso es que Trump todavía no ha mencionado qué es lo que tiene que suceder para que se decida a rebatir un resultado", añade el abogado Stephen Zack, que representó al entonces candidato demócrata Al Gore en las polémicas elecciones de 2000, donde se produjo un recuento en Florida.

"Lo que nos ha dicho hasta ahora es: 'A ver qué tal huele, y entonces os sorprendo'", comenta el letrado sobre la posición actual del candidato republicano.

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