Joe Biden y Binali Yildirim
REUTERS
Actualizado: miércoles, 24 agosto 2016 16:59

ANKARA, 24 Ago. (Reuters/EP) -

El primer ministro de Turquía, Binali Yildirim, ha advertido este miércoles de que no aceptará una nueva entidad kurda en Siria y ha urgido a Estados Unidos a reconsiderar su apoyo a los combatientes kurdos, que ha demostrado ser claves en la lucha contra el Estado Islámico.

En una rueda de prensa junto al vicepresidente estadounidense, Joe Biden, que se encuentra de visita oficial en Ankara, Yildirim ha insistido en que Turquía no permitirá que los kurdos controlen más territorio en su frontera con Siria.

Turquía vincula a los kurdos con los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), a los que considera una organización terrorista --igual que la UE y Estados Unidos-- y combate desde hace décadas en el sureste del país.

Sin embargo, los kurdos han sido durante los últimos años la principal arma de Occidente contra los terroristas del Estado Islámico, que han logrado instaurar un 'califato' en la franja norte de Siria e Irak con vías de suministro a través de la frontera turca.

Estados Unidos y la coalición internacional que lidera contra el Estado Islámico han apoyado a las Unidades de Protección Popular (YPG) --brazo armado del principal partido kurdo de Siria--, logrando importantes victorias militares.

El gran avance que las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), coalición rebelde de la que forman parte las YPG, han realizado en las últimas semanas en el norte de Siria ha activado las alarmas de Turquía, que teme que el peso militar de los kurdos sirios les dé la autonomía territorial que reclaman desde hace años para el norte del país.

Yildirim ha insistido este jueves ante Biden en que Estados Unidos debe contener las pretensiones kurdas. El vicepresidente, por su parte, ha dicho que la Casa Blanca espera que las YPG retrocedan hasta la orilla oriental del río Éufrates tras la toma de Manbij.

GOLPE DE ESTADO

Por otro lado, Yildirim ha reiterado a Estados Unidos su petición para extraditar sin más dilaciones al influyente clérigo Fetulá Gulen, al que el Gobierno turco acusa de orquestar desde su exilio en Pensilvania el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio.

Biden ha ratificado la condena de la Casa Blanca a la asonada militar y ha afirmado que Washington colabora con Ankara en la evaluación de las pruebas que las autoridades turcas han presentado para la extradición de Gulen que, según reveló el martes el Departamento de Estado, no tienen que ver con la intentona golpista.

El 'número dos' del Gobierno de Barack Obama ha subrayado que Estados Unidos no tiene ningún interés en proteger a nadie, pero al mismo tiempo ha incidido en la importancia de respetar el imperio de la ley.

Turquía ha puesto en marcha una purga para erradicar "el virus 'gulenista'" de la sociedad turca que se ha saldado con más de 40.000 detenciones, 4.000 empresas cerradas y 70.000 trabajadores públicos cesados.

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