Mujeres y niños desplazados en Irak
UNICEF/KHUZAIE
   

Actualizado: martes, 31 enero 2017 17:01
ass="thumbs NormalTextoNoticia">La agencia de la ONU, junto al Gobierno, espera reabrir todas las escuelas del este de Mosul en 100 días

   MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -

La ciudad de Mosul, en el norte de Irak y objetivo de una ofensiva para arrebatársela al grupo terrorista Estado Islámico, es solo "la punta del iceberg" de las necesidades humanitarias a las que se enfrenta el país, ha subrayado Bastien Vigneau, coordinador de la respuesta de emergencia de Mosul del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).

En Irak hay 11 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria, la mitad de las cuales son niños, lo que supone un tercio del total. Además, según ha explicado Vigneau, hay 3,5 millones de desplazados, de los que la mitad son igualmente menores de edad. "Uno de cada seis niños corre el riesgo de morir, de ser enrolado en grupos armados, de violaciones graves... se trata de un porcentaje muy alto", ha subrayado, durante la presentación en Madrid del informe 'Acción Humanitaria para la Infancia 2017'.

En una entrevista concedida a Europa Press, Vigneau ha destacado que aunque en las últimas semanas el foco de atención se ha puesto en Mosul y la ofensiva iniciada para recuperar la ciudad lanzada el pasado 17 de octubre, la ciudad "es la punta del iceberg" y hay otras zonas del país todavía bajo el yugo de Estado Islámico en las que "los niños siguen teniendo necesidades".

UNICEF/KHUZAIE

Pese a que las estimaciones antes del inicio de la ofensiva militar de que habría al menos unos 500.000 desplazados, teniendo en cuenta que en la ciudad vivían unos 1,5 millones de personas, por el momento ha habido unos 180.000 desplazados, de los que cerca de 20.000 han podido volver a sus casas, ha resaltado.

"Actualmente hay 160.000 viviendo en campos de desplazados, 90.000 de ellos niños y adolescentes", ha precisado, subrayando que la principal petición de estos últimos, igual de aquellos que se han quedado junto a sus familias en el este de Mosul, que ya ha sido liberado, es volver a la escuela.

Estos niños, ha destacado el responsable de UNICEF, han vivido "casi tres años bajo Estado Islámico", en muchos casos escondidos en sus casas por sus padres, que no querían dejarles salir a la calle para no exponerles a las "atrocidades" del grupo terrorista, y lo que quieren es tener "una vida normal" y retomar su educación.

UNICEF/ MCKENZIE

El pasado 22 de enero, UNICEF y el Ministerio de Educación iraquí consiguieron reabrir 30 escuelas en la parte oriental de Mosul para casi 23.000 niños. "Fue precioso", ha reconocido Vigneau, subrayando que "cien días antes todo estaba bajo control de Estado Islámico".

En total, ha añadido, en la parte oriental de Mosul hay unas 400 escuelas y UNICEF y el Ministerio de Educación iraquí se han fijado el objetivo de "reabrir las 370 restantes en los próximos 100 días". Los niños "han visto cosas que nunca deberían haber visto" por lo que las escuelas suponen para ellos un "lugar seguro" en el que, además de aprender, pueden jugar y recuperar el contacto con sus amigos.

Otro de los retos en la asistencia humanitaria en Mosul es la falta de agua. Los enfrentamientos han provocado daños en las infraestructuras y actualmente el agua se está distribuyendo en camiones pero Vigneu ha confiado en que, gracias a que las fuerzas iraquíes controlan ya hasta la orilla derecha del Tigris, los ingenieros puedan "coger agua del río, tratarla y distribuirla mediante la red existente y con presión abastecer todos los barrios". "En un par de semanas estamos seguros de que podremos cuadruplicar el acceso al agua", ha señalado.

El responsable de UNICEF se ha felicitado de que no se hayan constatado "casos graves" de desnutrición entre los niños de las zonas liberadas, lo cual es "una buena noticia", pero ha aclarado que la agencia de la ONU está realizando una evaluación de la situación para detectar casos de "falta de micronutrientes".

Igualmente, se está trabajando junto al Ministerio de Salud para poner en funcionamiento los centros de salud, suministrando medicamentos y "cadena de frío para poder asegurar la inmunización rutinaria de los niños contra el sarampión y la polio" y ha confiado en que estos servicios puedan estar plenamente operativos en unas semanas.

UNICEF/ANMAR

Por otra parte, Vigneau ha reconocido la preocupación de UNICEF por la situación en la parte occidental de Mosul, todavía controlada por Estado Islámico, toda vez que las agencias humanitarias no tienen acceso a la misma. En este sentido, ha dicho que se están preparando para el posible éxodo de unas 250.000 personas una vez comience el asalto, muchas de las cuales irían hacia el sur, donde se están preparando ya nuevos campos para desplazados.

Según ha reconocido, la principal preocupación es la "protección de los niños" pero ha celebrado el "giro de 180 grados" de las autoridades iraquíes en esta operación con respecto a la liberación en 2016 de Faluya y Ramadi, "muy violenta". Ahora, ha añadido, el Gobierno de Haider al Abadi ha dado prioridad a la protección de los civiles durante las acciones militares.

MYRNA Y OSAMA

Myrna y Osama son dos de los miles de niños que desde que Estado Islámico lanzó su ofensiva en 2014 en el norte de Irak se han visto a abandonar sus hogares junto con su familia. Ambos han contado por videoconferencia durante la presentación del informe de UNICEF que la posibilidad de poder volver a estudiar ha sido clave.

A sus 11 años, Myrna asegura que lo que más de gusta son las ciencias y que de mayor quiere ser "abogada o profesora". Su principal precupación ahora es "estudiar y estar con mis amigas", aunque reconoce que en el campo de desplazados de Harsham, en Erbil, donde vive, igual que Osama, "pasan mucho frío".

Myrna tiene claro que no quiere volver a su casa en Qaraqosh porque "antes tenía una imagen bonita de ella, pero volví una vez y vi que está destruida". También le gusta la poesía: "aunque esté desplazada soy iraquí", sostiene en uno de sus poemas, que recita a los presentes, lamentando que "me lo han quitado todo, mis sueños, mis cosas, mi lugar".

Osama, que tiene nueve hermanas y hermanos, huyó con su familia de Mosul porque "Estado Islámico estaba matando a la gente". A sus 14 años, cuenta que ha perdido un año de clases "pero ahora lo estoy recuperando". Su asignatura preferida es el inglés y asegura que de mayor quiere ser "médico, porque me ha ayudado mucha gente y ahora quiero ser yo el que ayude a los que lo necesitan".

Aficionado al fútbol y al 'breakdance', Osama dice estar al tanto de la medida adoptada por Donald Trump para prohibir viajar a Estados Unidos a los iraquíes. "No estoy de acuerdo, no somos terroristas, somos todos seres humanos", sostiene.

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