Una madre con su hijo desnutrido en Yemen
REUTERS/KHALED ABDULLAH 
Actualizado: domingo, 18 diciembre 2016 11:21

En el país hay siete millones en situación de inseguridad alimentaria grave y 2,2 millones de niños desnutridos

MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -

Las cifras de desplazados y de personas necesitadas de asistencia en Yemen son abrumadoras, con 2,18 millones de personas que han abandonado sus hogares por el conflicto y 18,8 necesitadas de ayuda humanitaria, y las perspectivas para 2017 no son nada halagüeñas. De hecho, desde la ONU y las ONG alertan de que el país podría verse sumido en una hambruna.

Yemen ya era antes del conflicto que enfrenta desde marzo de 2014 a los rebeldes huthis, respaldados por Irán, con el Gobierno del presidente Abdo Rabbu Mansur Hadi, apoyado por la coalición que lidera Arabia Saudí, uno de los países más pobres del mundo. La guerra ha arruinado aún más al país, de 28 millones de habitantes, y su frágil economía.

Según el Consejo Noruego para los Refugiados, 14 millones se van cada noche con hambre a dormir y la perspectiva es que otros 2,5 millones más se sumen a esta cifra en 2017, lo que supondría que el 60 por ciento de la población de Yemen tendrá problemas para poner algo sobre su mesa. En el caso de 7 millones, se encuentran en situación de inseguridad alimentaria grave.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) ha alertado de que cerca de 2,2 millones de niños sufren desnutrición y 462.000 niños padecen desnutrición aguda grave. "La desnutrición en Yemen ha llegado a niveles sin precedentes y sigue aumentando", ha señalado la representante en funciones de UNICEF en Yemen, Meritxell Relaño.

"El estado de salud de los niños en el país más pobre de Oriente Próximo nunca había sido tan grave como ahora", ha añadido, subrayando que al menos un niño muere cada diez minutos por causas evitables, como la diarrea, la desnutrición o las infecciones respiratorias.

LOS NIÑOS SE ESTÁN MURIENDO

"En todo el país los niños se están muriendo", ha subrayado también el coordinador humanitario de la ONU en Yemen, Jamie McGoldrick, en una entrevista a Reuters. "Sabemos que a principios del próximo año nos enfrentaremos a problemas significativos", ha reconocido, después de que se haya sabido que los principales importadores de trigo al país han dejado de traer el cereal por problemas relacionados con el traslado del Banco Central de Saná a Adén.

Casi la mitad de las 22 provincias de Yemen ya han sido declaradas oficialmente en situación de emergencia alimentaria, ha precisado, es decir, se encuentran en el nivel cuatro de cinco, siendo el nivel más alto el de hambruna.

"Sé que hay algunos acontecimientos preocupantes y el deterioro que hemos visto en la economía y los servicios sanitarios y la capacidad de suministrar alimentos solo nos dan una estimación de que las cosas van a ponerse mucho peor", ha reconocido McGoldrick.

La ONU ha estado realizando una nueva evaluación alimentaria en preparación para su nuevo llamamiento humanitario en 2017, pero puede que no se declare oficialmente la hambruna. "Técnicamente estas cosas se miden fácil pero en realizar usar la palabra que empieza por 'h' es algo que muy pocas personas usarán porque es muy emotivo. Yo diría que no va a ocurrir, es mi opinión personal", ha indicado.

HAMBRUNA

El término 'hambruna' se usa cuando más de dos personas mueren al día por cada 10.000, es decir, unas 5.500 muertes al día en un país del tamaño de Yemen, segun los cálculos que ha hecho Reuters. La situación actual de 'emergencia' que impera en buena parte del país actualmente significa que hay una o dos muertes al día por cada 10.000, lo que sugiere que a diario habría miles de víctimas del hambre.

"A menos que el conflicto termine y que la profunda crisis económica sea revertida, el año nuevo verá todo un país deslizarse aún más hacia el agujero negro de la desesperación", ha subrayado por su parte el secretario general del NRC, Jan Egeland.

"Las cifras de 2016 son estremecedoras y existe el riesgo de que un mayor deterioro de la situación en 2017 tenga como resultado una hambruna en todo Yemen. Debemos poner fin a este desastre creado por los hombres que nos avergüenza a todos", ha reclamado.

Egeland ha criticado que el llamamiento de fondos para Yemen solo se ha cubierto a la mitad este año y ha prevenido de que "si vemos la misma tendencia en 2017, entonces será una tarea imposible llegar a todos los yemeníes necesitados".

"Los trabajadores humanitarios han demostrado que pese a los retos en el terreno, podemos responder rápidamente a las necesidades, pero los compromisos financieros no han coincidido con esa respuesta", ha lamentado.

La falta de fondos también se ha dejado sentir en la labor del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha tenido que priorizar su asistencia de emergencia y ha podido atender solo a 660.000 de los 2,18 millones de desplazados internos tras recibir solo el 43 por ciento de los fondos solicitados.

CATÁSTROFE HUMANITARIA DESATENDIDA

"Los civiles siguen sufriendo el grueso de la crisis y la situación se deteriora día a día. Esta es una catástrofe humanitaria desatendida", ha lamentado el representante de ACNUR para Yemen, Ayman Gharaibeh.

"Tenemos hambre, frío y estamos enfernmos, necesitamos ayuda, alimentos y medicinas. Nos vemos obligados a depender de lo que la gente nos da", cuenta a ACNUR Razaz Alí, que junto a su mujer y sus siete hijos vive ahora en un asentamiento informal para desplazados a las afueras de Saná.

"He pensado muchas veces en suicidarme", confiesa por su parte Nada, que se vio obligada a abandonar Taiz por los enfrentamientos, y que ahora vive en un alojamiento improvisado junto a su marido, discapacitado, y su hijo de 15 meses.

Según subraya ACNUR, muchas familias de desplazados dependen de la generosidad de las comunidades que les acogen, para las que suponen en muchos casos una carga, de la ayuda humanitaria o de recurrir a estrategias de superviviencia que comprometen su seguridad y bienestar como la mendicidad, el matrimonio precoz o el trabajo infantil.

Zahrah, una viuda de 50 años madre de ocho hijos, vive en una tienda de campaña en los alrededores de Saná. "Envío a todos mis hijos a mendigar para comer cada día", se lamenta.

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