Un equipo médico de MSF en Yemen
MALAK SHAHER/MSF
Actualizado: viernes, 15 diciembre 2017 7:29

El brote de difteria se suma a la epidemia de cólera y a las graves consecuencias de la guerra en el sistema sanitario

SANÁ, 15 Dic. (Por Louise Markering, coordinadora general de MSF en Yemen) -

A principios de diciembre, Saná fue escenario de intensos enfrentamientos en las calles y más recientemente de bombardeos aéreos. Muchas personas quedaron atrapadas en sus casas, incapaces de escapar, buscar atención médica o comprar comida durante varios días. Al mismo tiempo, los bombardeos aéreos sobre Saná se intensificaron considerablemente entre el 3 y el 5 de diciembre. Los enfrentamientos se extendieron a otras partes del país, como las provincias de Hajjah, Amran e Ibb.

El 2 de diciembre, MSF recibió a 28 pacientes con heridas de guerra en sus dos hospitales en Jamer y Houth. En las primeras horas del 4 de diciembre, un bombardeo aéreo dañó el hospital de Al Gamhouri, en la ciudad de Hajjah, respaldado por MSF. La sala de emergencias, el quirófano y la unidad de cuidados intensivos resultaron dañados y doce pacientes de urgencias tuvieron que ser evacuados.

Pese a los daños, el hospital Al Gamhouri recibió a 22 víctimas de bombardeos aéreos en Hajjah poco después. Al Gamhouri también recibió un total de pacientes con heridas de guerra entre el 2 y el 3 de diciembre.

La situación es ahora más tranquila. Los combates callejeros han remitido en Saná y hay movimientos en las calles --la gente puede caminar fuera, comprar alimentos e ir al hospital--. Las escuelas y las oficinas han reabierto. Sin embargo, mucha gente ve este periodo de tranquilidad como "la calma que precede a la tempestad" y muchos temen que pronto vuelvan a producirse nuevos combates.

CONSECUENCIAS DEL BLOQUEO

Los enfrentamientos se han producido mientras Yemen aún se tambalea por el devastador bloqueo total sobre las importaciones comerciales y humanitarias, impuesto por la coalición liderada por Arabia Saudí el pasado 6 de noviembre y los más de dos años de guerra a gran escala.

Aunque algunos vuelos y barcos humanitarios han podido llegar de nuevo a Yemen, el bloqueo que comenzó en 2015 y se endureció en noviembre todavía sigue vigente para las importaciones comerciales de bienes, lo que incluye comida y combustible.

Para los yemeníes, esto ha supuesto una significativa carga adicional al acceso a alimentos básicos, medicinas y suministros médicos. Los precios de los bienes esenciales en todo Yemen han subido dramáticamente y las necesidades básicas para la supervivencia están quedando fuera del alcance para muchos.

La escasez y el creciente coste del combustible, junto con el valor en declive del rial yemení tendrán duras y generalizadas consecuencias para la población, incluido una menor disponibilidad de camiones cisterna con agua (de los que depende una gran parte de la población), de transporte a instalaciones médicas y de adecuada nutrición para todos.

En la ciudad de Saada, por ejemplo, el coste de alimentos básicos y bienes para el hogar se incrementó en un 6,15 por ciento en octubre y noviembre. El coste del combustible ha subido más de un 200 por ciento desde la reciente escalada en los combates, lo que significa que la gente debe pagar mucho más para el traslado a hospitales, o elegir entre ir al hospital y comprar comida para el resto de su familia. Los hospitales también están esforzándose para permitirse el coste del combustible, lo que podría provocar que algunos de los pocos que siguen operativos tengan que cerrar.

Entretanto, el conflicto sigue cobrándose un fuerte peaje sobre la infraestructura sanitaria de Yemen. Los centros de salud en el país han resultado dañados o destruidos, privados de suministros esenciales o personal. Los trabajadores sanitarios tampoco han recibido los salarios del Gobierno desde hace más de un año.

LOS COMBATES EN LAS CALLES, PEORES QUE LOS BOMBARDEOS

Monia, una compañera yemení que coordina nuestras actividades de agua y saneamiento, me decía que la última vez que hubo enfrentamientos en las calles fue en 2011. Me explicaba que para ellos este tipo de enfrentamientos cuerpo a cuerpo son casi peores que los ataques aéreos, ya que los bombardeos son más previsibles y suelen centrarse en determinados objetivos. Aseguraba que eso permitía a la gente seguir saliendo, yendo al trabajo, y que en cambio los combates en las calles acaban provocando muchas más bajas civiles.

Yo le repliqué que eso no siempre es así, pues ya hemos visto que a día de hoy ni siquiera los mercados o las escuelas son considerados lugares seguros y que son muchos los hospitales que han sido bombardeados, pero ella me insistía en que esto era diferente, que con los combates de hace unos días, ni ella ni ninguno de sus familiares salieron de su casa en toda la semana, que las ambulancias no podían llegar a los hospitales y que las noticias de cadáveres en las calles que se oían por la radio hacían que nadie se sintiera seguro.

Actualmente existe mucha incertidumbre. La coalición liderada por Arabia Saudí sigue con sus bombardeos aéreos pero los combates en las calles de Saná cesaron en gran medida el 6 de diciembre.

BROTE DE DIFTERIA

En cualquier caso, en Yemen siempre hay algo nuevo por lo que preocuparse: tras una gran epidemia de cólera, que todavía sigue y que ha provocado casi un millón de contagios y 2.200 muertos en menos de un año, ahora hay un brote de difteria, una enfermedad poco frecuente que se transmite por el aire.

La difteria hacía décadas que no era un problema en Yemen y su propagación puede ser atribuida directamente a la quiebra de la infraestructura sanitaria del país. Según la OMS, hasta el 4 de diciembre se habían contabilizado 318 casos en 15 provincias, con 28 muertos. Dos tercios de los casos (el 67 por ciento) y once muertes se han producido en la provincia de Ibb, donde trabaja MSF. También ha habido casos en Amran, Hajjah y Saada, donde MSF cuenta igualmente con proyectos.

El último caso de difteria en Yemen se registró en 1992 y el último brote en 1982, así que la guerra en curso está retrasando décadas el sistema sanitario del país.

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