MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia Provincial de Madrid juzgará a partir de este jueves a un presunto maltratador por propinar varias palizas a su pareja, a quien llegó a destrozar los oídos por los continuos golpes que le daba en esta zona.

Juan D. G. será juzgado por un delito de lesiones con deformidad en concurso con un delito de maltrato físico y psíquico habitual y tres delitos de lesiones en el ámbito familiar. El Ministerio Público solicita una pena de ocho años y seis meses de prisión para él.

Según el fiscal, el acusado protagonizó de manera reiterada, durante los cuatro meses de convivencia con su pareja sentimental, episodios violentos en los que insultaba, amedrentaba, vejaba, humillaba y agredía verbal y físicamente a la mujer en el domicilio que compartían en la ciudad de Madrid.

Dicha relación cesó el día 3 de octubre de 2013, pero Juan D., con el ánimo de imponer su voluntad, contraria a la ruptura, la quiso mantener aislada del mundo exterior para evitar que le abandonara.

Ya en el mes de agosto, le quemó la tarjeta del teléfono móvil para que no pudiera utilizarlo, frecuentemente le hacía fotos de pies y manos y de ella desnuda, pese a su oposición. Cuando se negaba a hacer lo que él quería, la cogía por los pelos y la metía en la ducha con agua fría. Allí la obligaba a quedarse desnuda sin taparse. Otras veces, para humillarla, la obligaba a caminar a cuatro patas y le daba patadas en las costillas y puñetazos cuando se ponía en pie.

Desde el inicio de la relación, la golpeaba con frecuencia, como antes se ha indicado, especialmente en ambos oídos, lo que ocasionaba en la mujer heridas abiertas y hematomas que sucesivamente se iban curando y volviendo a abrir ante una nueva agresión.

Como consecuencia de estas reiteradas y constantes agresiones la víctima sufrió el síndrome de 'orejas en coliflor', cuyo diagnóstico le obligó a pasar por el quirófano. Tras un largo recorrido médico, la secuela definitiva consiste en deformidad en ambos pabellones auditivos. La víctima presenta también relevantes secuelas de naturaleza psicológica por estrés postraumático.

El acusado tiene prohibido aproximarse a la perjudicada, a su domicilio, lugar de trabajo o cualquier lugar que la misma frecuente a una distancia no inferior a 500 metros. La autoridad judicial también le ha prohibido comunicarse con ella por cualquier medio hasta que se dicte sentencia firme.

Más noticias