Actualizado 23/01/2007 01:00

José Cavero.- Batallas callejeras

MADRID, 23 Ene. (OTR/PRESS) -

Tenemos ahora mismo, o hemos tenido en las últimas jornadas, no una batalla campal, sino varias, y en distintas localidades, y por razones bien distintas. A la recrudecida "kale borroka" de los Jarrai, batasunos camino de convertirse en etarras, les ha hecho la competencia, en la sección de crónicas de disturbios callejeros, la batalla de Alcorcón, donde se enfrentaron jóvenes "indígenas" -de Alcorcón- contra "indígenas" procedentes de países iberoamericanos. Lo de la kale borroka no llama demasiado la atención.

Probablemente cabía esperar que ésta fuera la reacción de "los chicos de la gasolina" después de la decisión del Supremo de considerar terroristas "puros y duros" a sus dirigentes. Y para demostrarlo, y por si faltaba algún dato, se han echado a la calle, a modo de reto para las fuerzas del orden autonómicas y del Estado, que habrán de esforzarse para afrontar este recrudecimiento de la no-tregua etarra, y esta nueva demostración de que no sólo el atentado de la Terminal 4 de Barajas, sino estas demostraciones de violencia son bien visibles exhibiciones de violencia contra sedes de partidos y sedes bancarias.

El otro punto de violencia callejera se ha situado en Alcorcón, y ya se está investigando con precisión el origen concreto y específico, o el chispazo que dio origen a unas algaradas que fueron a más durante los dos días del fin de semana, y que obligaron a las fuerzas del orden a tomar medidas preventivas para que la sangre no llegara al río o a los hospitales. Hasta ahora, la inmigración había originado tensiones en algunas localidades de trabajadores que se consideraron explotados, como en El Egido. No parece que la causa de estos nuevos incidentes sean exclusivamente laborales: se trata de la aparición en escena de las famosas bandas juveniles que pueden salir al paso a desplantes de toda naturaleza, pero en las que son apreciables alguna clase de tintes racistas. Hubo "caza de latin" y caza de españoles, según cada una de las partes contendientes, y la Policía nacional se vio en la necesidad de interponerse para evitar una multitudinaria pelea en la que pocos se mostraban neutrales, y en la que aparecieron toda suerte de armas: pistolas, katanas, bates... Probablemente la localidad de Alcorcón deberá estar una temporada bajo observación, y acaso con detenciones preventivas, para que las cosas no vayan a más. Pero, en todo caso, es una advertencia severa de que ni siquiera con la facilidad de relación que otorga el idioma el problema de la integración resulta fácil y sencillo.

Tal vez la fórmula sea la que propone el conseller catalán Joan Saura, que reclama "más Mossos inmigrantes". O como está también sucediendo, y resulta incluso alarmante a algunos, que hay avalancha de musulmanes decididos a integrarse en la policía nacional. La integración nunca es problema sencillo...

José Cavero.