ZARAGOZA, 25 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las nuevas tecnologías se han convertido en un herramienta para ejercer un control y una vigilancia absoluta sobre cualquier aspecto de la vida del ciudadano. Así lo manifiesta el profesor del Departamento de Escultura de la Universidad Politécnica de Valencia, José Miguel Cortés, que desglosará esta idea en la conferencia 'El ojo electrónico o todos somos vigilantes', que impartirá a las 19.30 horas de hoy, en la sede de Ibercaja Zentrum de Zaragoza.
José Miguel Cortés afirmó, en declaraciones a Europa Press, que en la actualidad, las nuevas tecnologías se ha convertido en un aspecto indispensable de la vida del ciudadano. "A lo largo del día hacemos uso de muchos sistemas tecnológicos que ofrecen datos sobre nuestros gustos o nuestro modo de vida como es la tarjeta de crédito, el carné de la biblioteca, el bono del párking o el correo electrónico", indicó.
Todos estos sistemas, explicó, "aportan datos sobre los libros que lee una determinada persona, lo que compra, lo que escribe en un correo electrónico y el coche que tiene, ya que al entrar en un aparcamiento un aparato fotografía la matrícula".
La conferencia sobre 'El ojo electrónico o todos somos vigilantes' tiene como objetivo "plantear la situación real en la que el excesivo control y vigilancia atenta contra la intimidad del ciudadano y analizar hasta qué punto esta realidad beneficia a la persona", indicó Cortés.
Asimismo, señaló que el control de la ciudadanía, a través de las nuevas tecnologías debe tener un límite. "Sí a los mecanismos de seguridad pero no al abuso de la intimidad", subrayó. Para salvaguardar este aspecto de los ciudadanos, Cortés propuso que las instituciones democráticas formen comités que protejan la información registrada en las bases de datos y la elimine en un plazo de tiempo corto, aunque reconoció que llevar a la práctica esta idea es "muy complicado".
Por otro lado, Cortés aseguró que actualmente la sociedad reclama unos mecanismos de vigilancia y de control cuando antes los rechazaba tajantemente. "Esto es una consecuencia de que la sospecha se está asentando en la cultura occidental que ante esta situación exige sistemas de vigilancia porque creen que les va a aportar tranquilidad", señaló. En la actualidad, apuntó, "las personas tienen que demostrar que son inocentes cuando antes los ciudadanos eran inocentes hasta que no se demostrara todo lo contrario".
