Publicado 29/07/2017 08:00

Antonio Casado.- Rajoy salió ileso

MADRID, 29 Jul. (OTR/PRESS) -

Tras el paso del presidente Rajoy por la Audiencia Nacional (en San Fernando de Henares, para la ocasión), como testigo en un afluente judicial del caso Gürtel, hubo una mayoritaria reacción política y diplomática orientada hacia estupor por la enorme diferencia entre las expectativas creadas y el posterior desenlace del episodio. Ni tormenta política ni pena de banquillo para el presidente. Nada de nada. Salió ileso.

Entre las reacciones posteriores a la comparecencia judicial me fijo en la del joven líder de Izquierda Unida. Así habló Alberto Garzón: "Es difícil entender cómo hemos llegado al punto en que el presidente del Gobierno declara como testigo en un caso de corrupción y no pasa nada".

Lo suyo es que no pase nada por el hecho de que un mandatario público colabore con la Justicia. Eso se entiende bien. Lo que se entendería muy mal es que no pasara nada si se demostrase que un determinado partido político funciona fuera de la ley en materia de financiación, obteniendo con ello una evidente ventaja sobre los adversarios que sí cumplen con la normativa legal al costearse los gastos de funcionamiento, especialmente en las campañas electorales.

En ese sentido, sería injusto decir que no pasa nada. Sí que pasa. Que se lo digan al PP, sobre el que gravitan varios procesos judiciales que han puesto bajo sospecha a sus dirigentes y a sus tesoreros. Eso no es estrictamente corrupción, dicen algunos, porque no se roba para el bolsillo personal sino para una causa organizada como partido político.

Craso error. Al ventajismo que supone participar en una carrera electoral en mejores condiciones que tu adversario hay que unir las figuras delictivas en las que se ha incurrido para alcanzar esa situación de ventaja. Tales como el chantaje (si no donas, no trabajas), la falsedad en documento (las facturas falsas están a la orden del día en las inconfesadas donaciones a partidos políticos), la malversación de fondos (el donante se acaba beneficiando de una concesión de una obra pública, pero acabará aumentando artificialmente la factura, con lo que al final lo acaba pagando el ciudadano), etc.

El caso es que el resultado de la colaboración de Rajoy con la Justicia, en calidad de testigo, al objeto de avanzar en el proceso indagatorio por la financiación ilegal de su partido, fue igual a cero. No negó los hechos pero dijo desconocerlos porque lo suyo no es la contabilidad.

Como el presidente del tribunal asumió ese argumento central de Rajoy (política, sí, números, no), ahí se malogró la posibilidad de que el entonces máximo responsable del PP arrojase luz sobre su financiación o el comportamiento de los tesoreros.

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