MADRID, 20 Sep. (OTR/PRESS) -
Por dos veces Sánchez debiera haber dimitido nada más conocer los resultados electorales. Por dos veces salió, sobre todo aquella primera en que se vio presidente, cacareando y negándose a aceptar el resultado de las urnas. En ambos casos en vez de afrontar la miseria en que ha ido sumiendo a su partido, 90 escaños primero, ahora 85, a 6,5 puntos y ahora a 10,5 del PP y a 1,7 millones de votos y ahora a 2,5, encontraba un excusa para aferrarse al cargo y a su ambición. Su último salvavidas fue que no le había superado Podemos y con ello sacaba pecho. Pero resulta que no había sido él, en absoluto, sino los territorios que precisamente se le oponen y son donde todavía el PSOE consigue unos porcentajes de votos respetables, por encima del 30%, casos de Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha los que le salvaron el pellejo político. Mientras que en los enclaves sanchistas la norma es la de ser vapuleados por Podemos y quedar raspando o por debajo del 20%. Madrid mismo donde él encabeza la lista.
Este domingo Sánchez vuelve a estar al borde del abismo. Los pronósticos son tan demoledores que pueden convertirse en flotador para una nueva finta. Porque con que tan solo los resultados sean un ápice mejor que el infierno previsto Sánchez saldrá diciendo que peor podía haber sido y seguir a lo suyo, que es bloquear que España tenga un gobierno y seguir intentando imposibles o disparates o ambas cosas al tiempo y llevando a su partido cada vez más al borde de una explosión interna que lo apuntille definitivamente.
Porque lo curioso es que ni el propio Sanedrín de Ferraz sueña en que vayan a mejor en los comicios de País Vasco y Galicia, sino que tan mal, tan mal no vayan. Que de los 16 escaños en Euskadi no pierdan más de media docena y que en Galicia no les superen las Mareas, con ello se conforman. Y si resultara que aunque fuera así Feijóo no llegara a la mayoría absoluta entonces fiesta y a por el Gobierno de España con los separatistas. Al tiempo.
Pero ¿y si se consuma completamente el fiasco?. Si en el País Vasco queda por debajo de los 10 y si en Galicia sufre la pasada de las Mareas y Feijóo alcanza su objetivo. ¿Sería ese el punto de que hiciera algo por el bien de su partido? ¿Sería el momento de admitir alguna responsabilidad en el desastre?. Máxime cuando ha sido él de manera muy directa quien tanto en Galicia, imponiendo listas y laminando a Abel Caballero, el mejor referente del PSdeG, o en Euskadi como valedor total de la candidata, totalmente alineada con su sector, ha dirigido ambas campañas que han pivotado en torno a el y a su circunstancia. En suma ¿Por cuánto tiene que perder, porque perder pierde seguro, Pedro Sánchez para que asuma la responsabilidad de la derrota?. Se lo respondo. Da igual en cuanto encuentre una rendija para escapar él vivo.
