Actualizado 25/09/2018 08:02

Antonio Pérez Henares.- Mentiras catalanas

MADRID, 25 Sep. (OTR/PRESS) -

Si uno oye a barones socialistas como Page, "si los separatistas cruzan la línea roja, se aplicará, con el mayor consenso, un 155 mas duro y más largo", y lo afirma en público, ante el "todo" Castilla-La Mancha reunido en almuerzo inicio de curso. Y ciertamente tranquiliza.

Si uno escucha al "susurrador de presidente" de manera confidencial y privada sale con una impresión muy parecida y hasta diseñada como estrategia electoral. Primero cargarse de razones con una continua oferta de dialogo, en lo que puede haberlo en el marco constitucional, y cuando enfrente se opte por pisotear de nuevo la ley entonces, y con el bagaje adquirido de "nosotros hemos intentado el diálogo (el mantra de la salmodia perpetua) pero no han querido aprovechar esa mano y ahora no queda otra que la dura", aparecer como el providencial hombre que se planta y va hasta donde haya que ir y no se fue antes, entre otras cosas porque él mismo se oponía a que se fuera). Un Sánchez patriota salvador de España sería el cartel para vencer y hasta arrasar en unas generales. Y tiene todo el sentido la táctica y la estrategia.

Estoy seguro, además, de que tanto Page en Toledo como Redondo, es lo que creen y a lo que fían mucho futuro y casi todas las posibilidades de éxito. Pero ¿eso es lo que piensa, siente y practica el PSOE?. Lo hechos cada vez se compadecen menos con ello.

La tropa de ministros del Gobierno Bonito que lo fue mientras duró el posado de la foto circula por los medios soltando zalemas, masajes, promesas e indultos a los golpistas que amenazaron nuestra convivencia y se ciscaron en todas nuestras leyes que llenan de consternación a la ciudadanía, excluidos los separatistas y la extrema izquierda pero no todos los "suyos" que aunque aguantan y se tragan la rueda de molino cada vez les resulta más difícil hacerla bajar por el garganchón.

Porque la concurrencia de la ocurrencia siempre va a en la misma dirección. Y la convierte en el cuerpo de doctrina ministerial. El de apoyar el relato secesionistas, pasar de su falaz equilibrio anterior de reparto de responsabilidades, a apuntalar como razones las mentiras y agravios separatistas, llegar en el fondo a la conclusión de que la culpa de que ellos traicionaran de una manera vil y repulsiva a la democracia que le ha otorgado los mayores parámetros de autogobierno y respeto más total de sus señas identitarias de toda Europa, es de España. La "madrastra cruel, perversa y mala" es nuestra democracia quien tras otorgarlo todo por mor de la mejor concordia se ve arrastrada por el fango y tildada de opresora, centralista y aniquiladora de los símbolos y hechos diferenciales de esa comunidad, cuando si algo es evidente es que llegados al máximo autonómico los dirigentes separatistas entendieron que el paso siguiente era eliminar todo rastro común toda seña compartida. Empezando por la lengua, y extirpar a España y al Estado de todo hecho y vida cotidiana. Pero los que oprimen llaman represores a los oprimidos, los que imponen el pensamiento único y excluyente acusan de ultras y xenófobos a los excluidos y acosados, los que exigen a grandes voces libertad son los que impiden las de los demás y prohíben el acceso a medios, altavoces y espacios de todos convertidos en propiedad exclusiva.

Pero este es el relato mendaz y victimista desde siempre, donde el verdugo se hace pasar por victima y reclama tal condición que llega al paroxismo cuando, tras vulnerar la ley se le aplica la justicia y entonces se rebela contra ella y se convierte en "laci". Ese es el relato pero no solo suyo sino que en realidad siempre ha venido a comprar la izquierda catalana -recuerden a Pascual Maragall, su hermano ahora es líder destacado de ERC, alardeando de ello "ya no queda apenas nada del estado en Cataluña"-, han hecho suyo y apadrina desde la inefable Calvo hasta el Ábalos, el que no iba a pactar jamás con separatistas para hacer presidente a Sánchez pasando por Batet, Cunillera y ya no digamos el bailarín Iceta, siempre dando un saltito de gorrión para estar en el lado que en verdad le pone al pajarito: el de los nacionalistas, el de los podemitas y el de cualquiera que no le "tizne" como parece creer que es todo lo que defiende la unidad constitucional de España.

Dicen en Moncloa, por lo bajo que no hay de qué preocuparse, lo dicen los barones al borde de elecciones donde sus gentes no iban a tragar, por mucho que tragan, algo tan determinante como esto. Pero es que los hechos, todos los hechos, señalan en dirección contraria. Acoso a la Justicia, maltrato al juez del Supremo, "compra" del argumentario de Puigdemont y venta edulcorada a la población culpando de las iniquidades del los golpistas al gobierno que hubo de afrontarlas y que si en ocasiones no lo hizo antes y con mayor contundencia era porque los socialistas se oponían con ferocidad al 155 y amenazaban con salirse de la parva y no apoyarlo. La línea actual es no solo herencia sino que está guiada por el más puro espíritu del zapaterismo. Es una más, y quizás la peor de sus hijuelas.

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