Publicado 27/05/2017 08:00

Fernando Jáuregui.- Sí hay corrupción en España (pero no política)

MADRID, 27 May. (OTR/PRESS) -

Debo reconocer que me equivoqué cuando, recientemente, afirmé en un programa de televisión que en España ha habido mucha corrupción, que es algo que a la vista está. Pero que, hoy por hoy, entre los casos que han servido como ejemplo y escarmiento en cabeza ajena y el incremento de la vigilancia, podíamos afirmar que España es uno de los países menos corruptos de Europa; lo que ahora estamos averiguando y juzgando corresponde al pasado, data de varios años atrás. Ahora, insistía yo, todos esos 'affaires' tan escandalosos, que van desde la Banca catalana de Pujol al elefante de Bostwana, pasando por Bárcenas, Lezo y los ERE, ya no serían posibles.

Recibí multitud de mensajes, y hasta insultos, a través de las redes sociales: estaba equivocado, me decían los más benévolos. Otros agregaban cosas peores. Y sí, ahora lo reconozco: estaba equivocado al pensar que la corrupción estaba erradicada en España. En parte, claro, porque hacerlo del todo no es posible: iría en contra de la naturaleza humana, en la que algo de corrupción, me temo, siempre anida.

No me doy golpes de pecho porque hayan enviado a la cárcel a un ex presidente de la Comunidad de Madrid, a un empresario o dos relacionados con tramas políticas o porque investiguen a ciertos comisarios jubilados; todo eso ya estaba descontado, son cuestiones bien conocidas del pasado que afloran ahora, quizá porque los responsables de impedir esas irregularidades y abusos se empeñaron en mirar hacia otro lado. Lo que ahora me parece que tiene escandalizada a la opinión pública, porque es algo que demuestra la insensibilidad social ante la corrupción, es algo diferente: por ejemplo, que haya centenares de personas que se manifiestan a favor de un futbolista que, como Messi -entre otros--, ha sido abiertamente acusado de defraudar a Hacienda y condenado por ello. El hecho de que el excelente jugador argentino milite en las filas del Barça ha facilitado que los fans le perdonen el latrocinio -con perdón; es lo que es--, quizá atribuyendo la persecución fiscal contra el argentino a nuevas maniobras 'de Madrid'. Que ya se sabe que el Barça es más que un club. Y tanto: que se lo digan, si no, al ex presidente Rosell.

Que alguien con autoridad diga que puede que la mitad de los partidos de fútbol de las categorías inferiores podría estar amañada, para lucrarse con las casas de apuestas, me parece desazonador. Sobre todo, porque nadie ha salido a desmentirlo indignadamente. Y más: que proliferen algunas prácticas corruptas en cuanto a competencia entre ciertas marcas tampoco contribuye, le digo a usted la verdad, a afianzar mi fe en el género humano. ¿Y si resulta que ahora la política es el ejercicio más sano de una actividad en favor de la ciudadanía? Ya, ya lo sé; no se puede ir tan lejos. Quedan vicios, tics, de aquello que ha dado en llamarse Vieja Política (que no está, ay, tan desactualizada), que yo considero paralelos a la corrupción económica, o aún peor que eso: la falta de transparencia, el desprecio hacia los medios y hacia los propios afiliados y votantes, mantener las inercias de siempre aun sabiendo que son perjudiciales para el país, las vendettas con los propios y las trampas hacia los ajenos... En fin, que sí, que tenían sin duda razón mis detractores: andaba yo errado pensando que todo el mundo es bueno. Me había metido a mí mismo un gol, y perdón por señalar.

Rafael Torres

¿España está loca?

por Rafael Torres

Julia Navarro

Qué tropa

por Julia Navarro

Fermín Bocos

Las malas compañías

por Fermín Bocos