bq Aquaris M5 (análisis): continuando por el buen camino

Actualizado: lunes, 3 agosto 2015 10:25
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   MADRID, 3 Ago. (Portaltic/Mario Jiménez) -

   No hace falta decir mucho de bq a estas alturas. La compañía española ha sabido dar los pasos adecuados para convertirse en uno de los fabricantes con mejor reputación entre los usuarios al tiempo que ha ido presentando cada vez dispositivos más trabajados, tanto por dentro como por fuera. Además, parece que están a punto de coger el punto adecuado a la internacionalización, así que no debería extrañarnos si dentro de poco se convierte en uno de los actores principales del sector a nivel europeo.

   Aunque cuentan también con 'smartphones' que rozan la gama alta, en bq han preferido apostar por el término medio, que es donde se mueve la mayor parte del mercado, pero aportando detalles diferenciadores que les alejan de los terminales "clónicos" y que son los que hacen que la balanza se termine de inclinar hacia su lado. En el caso del Aquaris M5, se ha vuelto a apostar por el Snapdragon de Qualcomm para el procesador y se ha dado una vuelta al diseño, acentuando aún más la imagen marca de la casa que tanto caracteriza los productos de la compañía.

TODO MUY BIEN MEDIDO

   A estas alturas, raro es el teléfono que no llega a manos del usuario ofreciendo ya una experiencia de uso buena. Desde luego, la gama media está plagada de modelos notables y las posibilidades a la hora de elegir son tan amplias, y la fidelidad del consumidor tan baja, que optar por uno u otro terminal es cuestión de pequeños detalles.

   El Aquaris M5 parece tenerlo todo bien calculado, alcanzando un equilibro en los aspectos técnicos y estéticos muy interesante. De entrada, aunque a mí personalmente no me terminan de convencer algunos puntos del diseño, como un grosor algo excesivo, la ubicación del botón de encendido o la especie de reborde que tiene en la parte trasera, el teléfono entra mucho por los ojos. Carece de botones físicos en el frontal y los materiales de policarbonato son agradables aunque no evitan dejar una sensación demasiado a plástico en la mano.

   Las "tripas" no están nada mal tampoco, con 2 GB de RAM, 16 GB de almacenamiento que se pueden ampliar a 64 GB con una SD; conexión 4G, Dual SIM y conectividad NFC para el pago sin contacto, que empieza a ser una realidad en muchos comercios y servicios. Además, el procesador Snapdragon hace bien su trabajo, puesto que tras las pruebas de benchmark realizadas, los resultados colocan a este modelo por encima del Blade S6 de ZTE o del A5 de Samsung, por poner algunos ejemplos.

   Mención aparte merece la batería, de 3.120 mAh, una cifra por encima de las que estamos acostumbrados a encontrar en teléfonos de este tipo y que permite una autonomía de 24 horas bastante holgada (de ahí que sea algo más "gordote" de lo normal, con 8,4 milímetros).

   En cuanto a la pantalla, nos encontramos con una LCD IPS de 5 pulgadas con Full HD que se complementa con la tecnología Quantum Color+, esa que hace que los colores sean más intensos y se muestren más naturales. El brillo está también muy logrado e incluso a pleno sol la pantalla no deja de verse bien. Y aunque no estamos hablando de un teléfono resistente al agua, las capacidades táctiles de la pantalla no se resienten aunque la utilicemos con los dedos mojados.

ANDROID SIN MÁS

   Reconozco que soy un defensor del Android puro y duro a la hora de utilizar un teléfono con este sistema operativo. Creo que las personalizaciones de los fabricantes, salvo honrosas excepciones, suelen empeorar la experiencia de uso y que Google ha ido puliendo el ecosistema, sobre todo con Material Design, hasta ofrecer un entorno agradable, práctico y funcional. Por eso, que el Aquaris M5 venga con Android sin más me parece todo un acierto.

   En este caso estamos hablando de Lollipop en la versión 5.0.2, que además luce muy bien en este terminal, aunque hemos detectado algunas ralentizaciones puntuales tras instalarla. Aún así, hay algunos detalles introducidos por bq que suman bastante. Por ejemplo, la posibilidad de programar el apagado o el encendido del 'smartphone' o de activar y desactivar la pantalla con un par de toques sobre la misma, sin tener que pulsar botón alguno.

   Tampoco hay prácticamente aplicaciones preinstaladas fuera de las propias de Google, lo cual no deja de ser sorprendente si tenemos en cuenta que la tendencia es bien distinta.

MEJORANDO LAS CÁMARAS

   Una de las sorpresas más agradables al usar el M5 ha sido el funcionamiento de las cámaras, de 13 MP y doble flash LED la trasera y 5 MP y flash simple la delantera. Si bien hasta ahora era asignatura pendiente, y lo sigue siendo en muchos terminales, en este caso la calidad de las fotos es bastante alta, incluso a pocos centímetros del objeto.

   Si bien las opciones de disparo son limitadas (panorámica, 'timelapse', 'slowmotion' y poco más aparte de ciertos ajustes casi anecdóticos), los resultados no desmerecen nada a los que podemos conseguir con teléfonos de un precio mucho mayor. Esto se lo debemos en gran parte al chip IMX214 de Sony, aunque es cierto que en los extremos sigue encontrando dificultades, y cuando hay mucha luz y demasiado poca, se pierde nitidez en ciertos puntos.

   Esto completa una experiencia de uso que ha resultado ser muy agradable en todos los sentidos. Desde luego, bq ha hecho un gran trabajo con este terminal, que por 260 euros está más cerca de la gama alta que otros muchos modelos que tienen un precio similar. En cualquier caso, el ser alta o media no debería ser el rasero a la hora de valorar la compra. En este caso, se le pueden poner pocas pegas al rendimiento y al conjunto general, así que sólo queda seguir admirando el trabajo de esta compañía española que parece tener muy claro el camino a seguir.