MADRID, 8 Sep. (EDIZIONES/Portaltic) -
La realidad virtual está en boca de todos. Las empresas se han puesto manos a la obra para crear toda la tecnología necesaria para que sea accesible a todos los públicos, pero ahora faltan contenidos para que no quede en desuso. Con esta filosofía, Samsung presentó su cámara Gear 360 y ahora está por ver si se generará el contenido suficiente para colmar el mercado.
¿Qué requisitos se necesitan para que este ecosistema se sostenga? Para empezar que el acceso a este tipo de dispositivos sea asequible y los 349 euros de la Gear 360 nos lo parecen. Quizás no está al alcance de todos los bolsillos, pero algo tan novedoso bien lo merece. ¿O acaso no pagarías eso por ser el primero de todo tu grupo de amigos en tener una cámara así?
Por otra parte, se necesita que sea sencillo compartir el contenido en las redes sociales. Aquí encontramos una pequeña pega después de tener tiempo suficiente como para probar el dispositivo. La Gear 360 está preparada para sincronizar directamente con el teléfono móvil y, a su vez, colgar las fotos o vídeos en 360 grados en plataformas como YouTube o Facebook.
Sin embargo, hemos podido comprobar que si no contamos con una red WiFi adecuada a la que conectarnos (algo que puede pasar durante las vacaciones, precisamente cuando se suelen compartir este tipo de archivos en las redes) el proceso se alarga mucho y consume los datos del móvil. Lo mejor, por lo tanto, es esperar a estar bien conectado a la Red para iniciar la transferencia o comprimirlo (aunque eso suponga reducir la calidad), como en el caso siguiente.
Si queremos que la inmersión sea total, nada mejor que contar con unas gafas VR en casa. En este sentido, Samsung cuenta con uno de los mejores ecosistemas de realidad virtual del mercado (con las Gear VR), lo que nos permite pasar los vídeos instantáneamente al teléfono móvil y revivir en 360 grados las vacaciones desde el sofá de casa en cualquier momento.
La cámara Gear 360, que destaca por su diseño compacto y un tamaño muy manejable, puede llevarse a cualquier sitio gracias a su protección contra el polvo y las salpicaduras, aunque no es una cámara de acción, por lo que hay que tener cuidado con los golpes (tampoco es sumergible).
Por otra parte, es recomendable usar un trípode o, mejor aún, un monopie, que sitúa la cámara a la altura de nuestros ojos, con el objetivo de que la imagen no se deforme y refleje fielmente el entorno que nos rodea. Se trata de una pequeña inversión 'extra' de dinero (la Gear 360 cuenta con una clavija universal) que merece mucho la pena para sacarle el máximo partido.
La cámara está equipada con dos lentes de ojo de pez, así que tendremos que tener cuidado al situarnos en los extremos de las mismas porque podríamos salir deformados. Sus 15 megapíxeles (en cada una de las lentes) permiten capturar vídeo 360º en alta resolución e imágenes fijas en 30 megapíxeles y su luminosidad (f/2.0) garantiza una correcta exposición en espacios con poca luz. Asimismo, tiene una opción para crear nuestros propios vídeos en 'time-lapse'.
La batería de la cámara (con unos 130 minutos de autonomía) es extraíble, por lo que puede resultar muy útil adquirir una adicional de repuesto por si estamos de vacaciones y no vamos a tener tiempo para cargarla. También consume mucha batería de nuestro móvil si usamos el modo de previsualización en la pantalla del 'smartphone', algo que debemos tener en cuenta.
Dicho esto, creemos que las cámaras 360º han llegado para quedarse y que los contenidos para realidad virtual están asegurados de cara a los próximos años. Ahora solo falta que esta tecnología se universalice y, desde luego, la cámara Gear 360 va a jugar un papel fundamental en este proceso.
