MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de California-Davis, en Estados Unidos, aseguran que el consumo de nueces puede tener consecuencias positivas para pacientes con cáncer de próstata, tras haber comprobado en un estudio con animales que es capaz de reducir el tamaño y la tasa de crecimiento de estos tumores.
El estudio surgió tras demostrarse que las nueces eran beneficiosas para enfermedades del corazón ya que reducían los niveles de endotelina, una sustancia que incrementa la inflamación de los vasos sanguíneos y que también aparece en grandes dosis en pacientes de cáncer de próstata.
Para el desarrollo de la investigación, se utilizaron ratones programados genéticamente para padecer cáncer de próstata que luego se dividieron en dos grupos. Uno de ellos se alimentó durante dos meses a base de nueces, mientras que al resto se le administró aceite de soja. El resultado fue que los tumores de los ratones del primer grupo fueron un 50 por ciento más pequeños y crecieron un 30 por ciento más despacio.
Según informa en un comunicado el Círculo de Braquiterapia Prostática, la nutrición es uno de los factores que inciden en la aparición del cáncer de próstata, por lo que es importante tener en cuenta los alimentos que ayudan a su prevención, tales como el aceite de oliva, pescados azules o frutos secos.
Lo aconsejable son alimentos que aporten grasas insaturadas y fibra, ya que esta última influye en los niveles circulantes de testosterona, hormona sexual masculina que se produce en los testículos y en las glándulas suprarrenales.
Asimismo, la vitamina E, presente en frutas y verduras es un antioxidante que, combinado con el selenio, inhibe el desarrollo de tumores. El tomate, rico en esta vitamina, posee también licopeno, que al consumirse de forma natural reduce las patologías cancerosas y cardiovasculares.
Junto a estas premisas alimenticias, estos expertos consideran fundamental someterse a revisiones periódicas para detectar de manera precoz el cáncer de próstata, recomendando a los varones de más de 50 años --45 años si hay antecedentes familiares-- que acudan cada año al urólogo para hacerse revisiones.
