Ordovás asegura que el horario de las comidas puede influir en cómo interactúan los alimentos con los genes

José María Ordovás
SPRIM
Actualizado: miércoles, 17 abril 2013 19:22

España es pionera en la investigación nutrigenómica y se espera que en dos años los estudios genéticos sean "más asequibles" a la población


MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -

El director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), José María Ordovás, ha asegurado este miércoles que el horario de las comidas puede influir en la manera en la que los alimentos interactúan con los genes.

No obstante, según ha apostillado, esta hipótesis está todavía en fase de estudio aunque todo indica que puede ser cierta. "Algunas personas son mañaneras y otras vespertinas y eso, en gran parte, está determinado por los genes y está asociado a un riesgo de padecer determinadas enfermedades relacionadas con la alimentación. Por ello, no sólo es importante el qué y el cuánto se come sino, también, el cuándo se come", ha recalcado el experto.

Ordovás se ha pronunciado así, en declaraciones a Europa Press, antes de asistir a las XVII Jornadas de Nutrición Práctica y al VIII Congreso Internacional de Nutrición, Alimentación y Dietética, organizados por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación. Allí, el experto va a recordar que los genes funcionan "en gran medida" por los alimentos que se consumen y que mediante el estudio del genoma se puede conocer la predisposición que tiene una persona a padecer una determinada enfermedad.

Y es que, según ha comentado, el diagnóstico "muy precoz" --en un feto-- basado en su genética ayuda a conocer si en un futuro va a padecer una enfermedad cardiovascular, obesidad, diabetes, osteoporosis e, incluso, cáncer. Así, ha proseguido, gracias a este conocimiento se puede conocer cuáles son los hábitos de vida y la alimentación que debe realizar dicha persona para gozar de una buena salud.

"Hay sujetos que pueden tener un riesgo genético mayor a padecer obesidad pero que si consumen determinados alimentos pueden contrarrestar este peligro. De hecho, la parte genética de la obesidad contribuye en un 50 por ciento mientras que, en el porcentaje restante influye la actividad física que se realice o la alimentación que se ingiera", ha apostillado.

En este sentido, Ordovás ha recordado que la alimentación de las embarazadas, así como su estado anímico y el entorno que la rodea, contribuye a que el bebé tenga un mayor o menor riesgo de padecer obesidad o diabetes.

"Los niños ya salen del vientre de su madre con unas apetencias y con un mayor o menor riesgo a padecer unas determinadas patologías, el cual, además, se añade al riesgo que pueda tener por el genoma", ha recalcado, para insistir en la importancia que tiene la alimentación durante la gestación.

ESPAÑA, PIONERO EN LA INVESTIGACIÓN NUTRIGENÓMICA

Por otra parte, el también director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares ha asegurado que la investigación española en nutrigenómica es pionera en el mundo y ha recordado que ya hay estudios genéticos disponibles aunque, ha avisado, "estos siempre se tienen que realizar bajo supervisión médica".

Así, Ordovás ha informado de que se está avanzando "muy rápidamente" en estas pruebas genómicas y ha pronosticado que dentro de unos dos años ya sean accesibles para una mayor parte de la población. "Ahora son pruebas muy sofisticadas, caras y que probablemente no están al acceso de todas las economías pero esperamos que estas pruebas, tal y como se está abaratando el coste de estos estudios y el aumento del conocimiento que hay, estén ya muy mejoradas dentro de unos dos años", ha subrayado.

Ahora bien, el experto ha señalado que las personas que más se pueden beneficiar de estos tratamientos son aquellas que tienen un riesgo familiar a padecer obesidad, diabetes, cáncer o enfermedades cardiovasculares. "Aquellas a las que ya se conoce que hay un gen moviéndose son las que personas a las que más les convendría realizarse estas pruebas porque ya tienen un riesgo esperado", ha zanjado.