Ácaros aparéandose preservados en ámbar revelan roles sexuales invertidos

ácaros
EKATERINA SIDORCHUK
Actualizado: martes, 1 marzo 2011 19:16

MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -

En el juego del apareamiento, algunos ácaros femeninos llegaron a ser más fuertes que sus compañeros machos, según sugiere una nueva investigación de Universidad de Michigan y la Academia de Ciencias de Rusia. La evidencia proviene, en parte, de ácaros preservados en ámbar en pleno apareamiento hace 40 millones de años en lo que hoy es el Mar Báltico.

En un artículo publicado en la revista Biological Journal of the Linnean Society, los investigadores Pavel Klimov y Ekaterina Sidorchuk describen una especie extinta de ácaros en el que los roles sexuales tradicionales se invirtieron.

"En esta especie, era la hembra la que tenía el control total de aparearse", dijo Klimov, un científico investigador asociado en el Museo de Zoología de la Universidad de Michigan.

En los ácaros, como en otros animales incluyendo los humanos, la batalla de los sexos se ha desatado a lo largo de la historia evolutiva. Cada género se esfuerza por conseguir un estatus superior para asegurar que sus intereses están protegidos. En el caso de los ácaros, los machos se benefician de coaccionar a las hembras para aparearse y asegurándose de que otros machos no copulen con ellas. Acosar a las hembras reticentes, guardándolas antes y después del apareamiento y la lucha de los machos que compiten por las hembras son comportamientos típicos.

Las hembras, en cambio, obtienen una ventaja evolutiva si tienen algún control sobre los asuntos de apareamiento. Esto les permite elegir los machos superiores, al tiempo que rechazan a los perdedores, que pueden ser, no obstante, muy hábiles para coaccionarlas, y servir de piezas de repuesto por el desgaste que supone para los machos predilectos el hostigamiento, la vigilancia y la cópula frecuentes.

En la especie de ácaros extinta Glaesacarus rhombeus, el macho carecía de los órganos especializados para aferrarse a las hembras como ocurre en muchos ácaros actuales. La hembra, sin embargo, tiene una proyección similar a una almohadilla en su parte trasera que le permite controlar la cópula. Una pareja copulando notablemente bien conservada que se encontró en ámbar permitió a Klimov y Sidorchuk echar un vistazo a cómo funcionaba este sistema reproductivo.

Estructuras que se encuentran en algunos ácaros de la actualidad también muestran evidencias de un control femenino sobre el apareamiento, Klimov, dijo. "Algunos linajes han desarrollado en las hembras tubos copuladores que funcionan como un pene".