Holanda ampliará en 2015 el almacén de residuos nucleares, idéntico al que se construirá en España

Almacén de residuos nocreares de Holanda
EUROPA PRESS

BORSELE, 16 Nov. (De la enviada especial de EUROPA PRESS Eva González) -

Holanda está en fase de licenciamiento de la ampliación del HABOG, su almacén temporal centralizado de residuos nucleares, donde alberga los de baja, media y alta actividad para los próximos 100 años, al mismo tiempo que España está en la fase previa a la construcción de su silo atómico para los residuos de alta actividad y el combustible gastado en Villar de Cañas (Cuenca), que prevé iniciar sus operaciones en tres años.

En una visita al almacén que gestiona COVRA, la empresa estatal que gestiona estos residuos, como ENRESA en España, su director general, Hans Code, ha explicado a los medios que antes de la existencia de este almacén, los residuos radiactivos se lanzaban en bidones al mar.

Así, ha señalado que aunque el programa atómico de Holanda es más pequeño que el de España, está "muy diversificado", ya que cuenta con dos reactores (uno de ellos ya no opera), una planta de investigación, otra de enriquecimiento de uranio y una industria médica que produce el 60 por ciento de los isótopos radioactivos para uso médico de Europa. En definitiva, el HABOG, albergará todos los residuos nucleares del país producidos entre 1992 y 2024.

"En Holanda tenemos que ser muy cuidadosos con la forma en que usamos la tierra porque no sobra nada de espacio. Somos un país pequeño y para nosotros es inconcebible tener un almacén como El Cabril y otro como el ATC", ha comentado.

De este modo, en el HABOG se guardarán todos los residuos nucleares de forma segura durante cien años porque la gestión de la radiación, según Codee, es "esperar a que decaiga y, mientras tanto mantenerla en un lugar seguro; después, se acabó el peligro de la radiación (...), como en el Cabril, donde la radiación terminara pasados 300 años".

A diferencia del ATC de Villar de Cañas, el ATC holandés está juntó al mar, frente a una central nuclear en funcionamiento, una central térmica y una planta petroquimica, una refinería de petróleo y un parque eólico en el sur del país de los tulipanes y muy cerca de Borsele, un municipio de unos 21.000 habitantes en el que la cifra de paro no supera el 6%.

RESISTENTE AL IMPACTO DE UN AVIÓN MILITAR

En el diseño de seguridad, el almacén está preparado para mantener sin ningún tipo de afectación los residuos en el caso de un terremoto de magnitud 6 en la escala Ritchter, puede afrontar el impacto de un avión militar tipo F-16A Falcón fighter, inundaciones de 10 metros sobre el nivel del mar, una explosión de gas y vientos severos de 125 metros por segundo.

En la instalación albergan los residuos de alta actividad que previamente se han enviado a Francia para su reprocesado, de modo que vuelven como cristales vitrificados.

Su director general ha añadido que la instalación de COVRA trata de integrarse con la población y, con este objetivo, organizan exposiciones de arte y distintos eventos culturales dentro de la instalación, algo posible debido a que se trata de una instalación pasiva, en la que no se produce energía o reacciones nucleares.

El HABOG, igual que el diseño del ATC de Cuenca, tiene una estructura modular dividida en tres zonas; la primera de ellas es el área de recepción, a donde llegan los bidones con los residuos, la segunda es la de procesamiento de los bidones y la tercera es la del almacenamiento.

El proceso se hace de forma controlada: desde una sala al otro lado de los residuos --separada por una pared de 1,7 metros de espesor-- se comprueba a través de un cristal plomado de más de un metro de grosor como se hacen las operaciones robotizadas y, finalmente los residuos se guardan en unos depósitos con capacidad para almacenar cinco unidades unas sobre otras, que pueden ser extraídas para su revisión en caso de que se detectara algún problema en las revisiones que se acometen cada dos meses.

Por su parte, el alcalde de Borsele, Jaap Geelock, ha manifestado que los habitantes del municipio viven de manera tranquila y sin preocupación por que el silo nuclear esté en el patio de atrás de su casa. De hecho, ha relatado que en el pasado él fue muy activo en contra de la energía nuclear porque hasta 1992 los residuos se lanzaban al mar.

Sin embargo, una vez que se prohibió esta acción y se optó por almacenar los residuos en seco en una instalación segura, estuvo de acuerdo. En una entrevista con periodistas españoles en el HABOG, ha subrayado que incluso la organización Greenpeace estuvo de acuerdo con el proyecto al considerar que así "se podía convivir" con los residuos.

El alcalde ha añadido que defiende ante el resto de su partido la instalación en su municipio. Asimismo, ha bromeado con que a veces siente envidia de sus colegas españoles porque en España el Gobierno paga a los ayuntamientos nucleares varios millones al año a diferencia de Holanda donde "no hay compensaciones".

"No se preocupen. No hay posibilidad de que se liberen materiales. No va a pasar nada, es seguro. Para Holanda esta es la mejor forma de tratar y gestionar los residuos", ha trasladado a la población española.

En todo caso, sobre el futuro almacén geológico profundo para guardar definitivamente los residuos, el alcalde confía en que se pueda llegar en el seno de la Unión Europea, a una solución conjunta en vez de almacenar cada país sus propios residuos.

En España, el almacén, físicamente tendrá unos 300 metros de largo por 20 metros de alto y ocupara una superficie de 32 hectáreas. La decisión de optar por un almacén donde centralizar los residuos del parque atómico español se adoptó en el Parlamento en 2004 y el emplazamiento de Villar de Cañas fue elegido en el último Consejo de Ministros de 2011, el 30 de diciembre.

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