Cuatro días caminando por la selva para ver al Papa

Actualizado: lunes, 30 noviembre 2015 19:24

MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -

Un total de 76 cristianos, de ellos 16 pigmeos, caminaron durante cuatro días a través de la selva para llegar a Bangui, la capital de República Centroafricana, y ver al Papa Francisco en el marco de su viaje a África. Llegaron con los pies destrozados pero dicen que ha merecido la pena porque regresan con ánimos para "pasar página" de tanta violencia, masacres y odio.

Este grupo estaba encabezado por Jesús, párroco de Mongoumba, una pequeña misión en medio de la selva con unos 26.000 habitantes de los cuales unos 4.500 son pigmeos --de los pueblos enanos de las selvas ecuatoriales--. Allí no hay transporte público "ni nada que se le parezca", por lo que tuvieron que emprender el camino a pie. Y lograron llegar, con una cruz enorme cada uno y cuatro pancartas.

"Yo quería que esta visita del Papa significara algo para mi gente. Vivimos en una zona de frontera con los dos Congos, apartados de toda la civilización", cuenta a Europa Press este sacerdote que se formó en el seminario de Burgos, que siempre pidió ser misionero y que acabó a los 29 años en África. Los últimos ocho los ha dedicado a la República Centroafricana.

Ahora, con motivo de la visita de Francisco querían recuperar la esperanza y eso es lo que se llevan de vuelta. "El Papa nos invita a pasar a la otra orilla y buena falta nos hace, pasar de página, acabar con nuestras violencias, masacres y odios", subraya.

Jesús dejó el seminario y se unió a los misioneros combonianos por "justicia eclesial", porque consideraba que "no es justo que unos países ricos tengan tantos sacerdotes y otros estén tan escasos". Y como siempre le atrajo el mundo de los pobres, y África es "el pobre entre los pobres", el continente le "sedujo" y allí se quedó.

Sin embargo, no ha sido fácil pues, tal y como cuenta, llevan tres años sumidos en "una crisis sin igual" por la violencia de antibalakas y selekas. En esta situación, los misioneros tuvieron que estar al lado de cristianos y musulmanes, algo que no todos comprendieron.

"Las hordas mercenarias de corte islámico arrasaron el país durante todo el año 2013; saquearon el país a sangre y fuego, solo las poblaciones musulmanas se salvaron. Hubo muchos muertos, muchos heridos, desplazados y refugiados, pueblos y barrios quemados, violaciones en todos los sentidos", recuerda. Si bien, añade que la revancha de los grupos antibalakas fue "tan feroz" como las de los selekas.

En este contexto, Jesús hace una radiografía de la situación: "La población está frustrada, los jóvenes sin futuro, la economía no existe, las escuelas permanecen cerradas, los hospitales sin medicamentos, el país sin ejército ni policía. El hambre aparece por todos los rincones, ensañándose sobre todo con los niños". Y aunque están bajo tutela de la ONU, dice que esta es "incapaz de controlar la situación".

Además, el país se encuentra en una transición política que ya ha sido aplazada tres veces y que se ha visto envuelta, según afirma este misionero, en "un baño de sangre".

TRES SEMANAS 'SECUESTRADOS' EN LA IGLESIA

Concretamente, cuenta que en la parroquia comboniana de Fátima, ubicada en la capital, hace más de tres semanas que están sitiados por los militares selekas y antibalakas, que han quemado todas las casas de los barrios vecinos y que nadie puede entrar ni salir de la parroquia, como si estuviesen "secuestrados".

A pesar de todo, en este grupo de cristianos de la selva la esperanza "no desaparece" y, por ello, han caminado durante cuatro días. "Llegamos el sábado con los pies deshechos, pero el corazón estaba bien animado", aseguran.

Todos ellos esperaban un mensaje del Papa que les ayudara a construir la paz en un pueblo "bien rico en materias primas pero envuelto en una violencia tremenda fruto del egoísmo particularista, el mal gobierno y los intereses internacionales". Y lo han logrado. Regresan con ganas de amor, reconciliación y libertad, con la idea firme de que se merecen "una vida mejor".