El exsecretario de Juan Pablo II da comienzo a la JMJ de Cracovia: "Traemos nuestros temores, decepciones y esperanzas"

Actualizado: martes, 26 julio 2016 21:06

CRACOVIA, 26 Jul. (Del enviado especial de Europa Press José María Navalpotro) -

El cardenal y arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, que durante años fue secretario personal del Papa Juan Pablo II ha presidido la misa de inauguración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a la que han acudido medio millón de personas, según la organización. "Traemos nuestros temores, nuestras decepciones y también nuestras esperanzas y anhelos, nuestro deseo de vivir en un mundo más humano, en el que reine la fraternidad y la solidaridad", ha subrayado en su homilía.

El prelado ha dado la bienvenida a los jóvenes que esperan mañana la llegada del Papa Francisco recordándoles que están en la ciudad de Karol Wojtyla, san Juan Pablo II".

"Se comunican en muchísimas lenguas pero desde hoy se van a comunicar en el lenguaje del Evangelio, que es también el lenguaje del amor, la hermandad, la solidaridad y la paz", ha añadido.

Así, en la homilía, el cardenal ha mencionado a "tantos jóvenes cuyos países sufren guerras y todo tipo de conflictos, donde los niños mueren de hambre y donde los cristianos son brutalmente perseguidos". "Entre nosotros hay peregrinos de lugares del mundo regidos por la violencia o el terrorismo, donde los gobiernos, regidos por ideologías insanas, usurpan el control de los hombres y de las naciones. A este encuentro con Cristo traemos nuestra experiencia personal de vivir de acuerdo con el Evangelio en este difícil mundo", ha dicho.

Por otro lado, el purpurado ha recordado la figura de San Juan Pablo II al comentar que en Cracovia creció en su servicio a la Iglesia y salió a los caminos del mundo a predicar el Evangelio de Jesucristo".

"Hemos estado esperando este momento durante tres años. Hemos estado esperando desde el día en el que el Papa Francisco anunció en Río de Janeiro que la próxima Jornada Mundial de la Juventud sería en Polonia --ha rememorado--. El reloj ubicado en la fachada de la Basílica de Santa María, en el corazón del centro de Cracovia, fue contando los días, las horas, los minutos y los segundos hasta el momento que estamos celebrando ahora mismo. Pero un reloj más importante, que fue grabando los pensamientos y sentimientos en nuestros corazones, nos preparó para el encuentro de los jóvenes discípulos del Maestro de Nazaret que estamos comenzando hoy".

Antes de concluir, el arzobispo ha animado a los jóvenes, presentes en el parque Blonia a pesar de la lluvia, a vivir la experiencia de experimentar la Iglesia del mundo que es el gran fruto de la Jornada Mundial de la Juventud. "Depende de nosotros, de nuestra fe y de nuestra santidad. Es nuestra tarea asegurarnos de que el Evangelio llegue a aquellos que no han escuchado hablar de Jesús todavía o que no sepan mucho sobre Él", ha añadido

En cualquier caso, ha avisado de que va a ser una experiencia espiritual muy intensa, y al mismo tiempo, en cierto punto, exigente físicamente. "Luego, volveremos a nuestras casas, familias, escuelas, universidades y trabajos. ¿Con qué vamos a llegar a casa? Mejor no anticipar la respuesta a esta pregunta. Durante estos días, compartamos nuestros tesoros más preciosos con todos. Compartamos nuestra fe, nuestra experiencia, nuestra esperanza", ha recomendado.

Finalmente, el arzobispo de Cracovia ha deseado que la llama del amor inunde el mundo y haga desaparecer el egoísmo, la violencia y la injusticia. "Que nuestro mundo sea conquistado por la civilización del bien, de la reconciliación, de la paz y del amor", ha instado.

La ceremonia litúrgica ha concluido con el himno de la Jornada Mundial de la Juventud de Sidney 2008. Al acabar, los miles de participantes han ido disgregándose, proporcionando un peculiar espectáculo, por el multicolor tono de los chubasqueros que portaban --amarillos, rojos, blancos, azules, los colores de esta JMJ-- y en un clima de entusiasmo.