¿Por qué mi hijo no duerme bien por la noche?

Pies de niños
Foto: CEDIDA
Actualizado: jueves, 14 diciembre 2017 10:47

MADRID, 9 Jul. (María Martín Vivar, psicóloga) -

"Nuria y Pedro son padres de tres niñas. Cada día están más cansados. Dicen que Paula, la pequeña de casi 3 años, es un poco terremoto y no es capaz de estar más de 5 horas seguidas en la cama. Se acuesta tarde, se levanta pronto y parece tener más energía que toda la familia junta".

Que Paula esté en continuo movimiento y tan inquieta repercute en su rendimiento en el colegio y en su capacidad de atención y reacción. Sus padres atribuyen esto a su forma de ser. Sin embargo, la excesiva actividad de la niña se debe a la falta de sueño.

El sueño es un estado natural de nuestro organismo. Es un período en el que se realizan funciones imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo como recuperar la homeostasis tras el desgaste energético del día, la secreción de hormonas y la consolidación del aprendizaje y la memoria.

La mayoría de estudios sitúan el tiempo mínimo para asegurar un correcto descanso en el adulto de 8 horas al día. En el caso de los niños, siempre este tiempo es mayor. Por su edad, Paula debería dormir entre 10 y 12 horas al día.

¿CUÁLES SON LAS ALTERACIONES DEL SUEÑO MÁS COMUNES EN EL NIÑO?

La más común es el insomnio. Consiste en una reducción de la cantidad y calidad del sueño, durante al menos un mes, que provoca interferencias en el funcionamiento personal, familiar, social y escolar o laboral.

Los niños y adultos presentan problemas de sueño cuando:

- No duermen las suficientes horas o tienen frecuentes pausas e interrupciones que le alteran: Insomnio de mantenimiento.

- Les cuesta dormir más de media hora: Insomnio de inicio o conciliación.

- Se despiertan antes de tiempo: Despertares precoces o insomnio de terminación.

Los despertares nocturnos son normales a ciertas edades: aparecen en un 20-40% de los niños menores de 3 años, en un 15% a los 3 años de edad y en un 2% de los niños a los 5 años.

Lo más común es que alrededor de los 4 años haya una estabilización del número de horas de sueño, del ritmo vigilia-sueño y en los hábitos del niño.

Cuando un niño tiene un sueño desagradable, de gran intensidad y que le origina sentimientos de miedo, terror, angustia o ansiedad, está teniendo un terror nocturno. Cuando se le intenta despertar no recuerda nada y puede encontrarse confuso y desorientado. Esto es lo que le ocurre a Paula.

Sin embargo, las pesadillas causan despertares más frecuentes. Se producen en las últimas horas de sueño, más cercano a la hora de despertar. En este caso el niño suele recordar su contenido. Son más frecuentes que los terrores nocturnos.

Tanto los terrores nocturnos como las pesadillas son comunes en niños en edad escolar. Suelen desaparecer cuando el niño crece. Generalmente no necesitan tratamiento.

Según un estudio del Sistema Nacional de Salud en 2011, el insomnio infantil afecta al 30% de los niños de entre 6 meses y 5 años. La mayoría, asociados a problemas de comportamiento, es decir, que no se trata de una enfermedad médica.

¿CUÁLES PUEDEN SER LAS ALARMAS QUE MANIFIESTA TU HIJO ANTE EL PROBLEMA DE SUEÑO?

- Rabietas y llantos por no querer ir a dormir: conforme avanza el día aumenta la tensión.

- Jugar con aparatos electrónicos y videoconsolas o ver la televisión hasta altas horas de la noche.

- No querer dormir solos.

- Necesitar dormir con la luz encendida.

- Dormir durante tiempos muy prolongados en el día y dormir siestas demasiado largas.

Estas conductas poco funcionales pueden no ser graves por su contenido en sí. La realidad es que estas conductas son factores causantes de malestar, cansancio, ansiedad, alteración de las rutinas, bajo rendimiento escolar o influencia negativa sobre el funcionamiento familiar.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL SUEÑO DE MI HIJO?

Los padres de Paula pueden recomendarle que duerma la siesta para complementar las horas del sueño totales al final del día, que cene pronto para que no se acueste con hambre.

Ellos, a su vez, pueden evitar palabras y expresiones que desencadenen ansiedad (por ejemplo "que viene el coco, el hombre del saco"), intentar realizar con ella actividades relajantes antes de dormir como un baño o contarle un cuento y trasmitirle seguridad y tranquilidad.

Es positivo evitar enfadarse con ella para conseguir que no se altere antes de dormir.

Otras recomendaciones:

- Mantén la habitación con una temperatura templada, oscura y tranquila.

- Procura que la habitación esté destinada a dormir, sin alteraciones por parte de un hermano o miembro de la familia haciendo otra actividad (estudiar, jugar a la videoconsola).

- Evita que tu hijo coma alimentos durante las últimas horas de la noche.

- El ejercicio físico es mejor que lo realice durante el día, evitando las horas próximas a la  noche.

- Trata que los horarios académicos o de ocio no interfieran con las horas de sueño.

- Reduce el número de aparatos electrónicos (TV, videoconsola) en la habitación de tu hijo.

- Evita que tu hijo vea imágenes violentas e historias de miedo antes de dormir.

- Trata de establecer una rutina horaria para dormir.

- Acuesta al niño sin que esté dormido. De esta forma puede aprender y acostumbrarse a dormirse solo.

- Los niños funcionan por modelado, es decir, tienden a imitar tu comportamiento. Si respetas tu propio horario de sueño, el niño aprenderá que él también tiene que hacerlo.

No dudes en consultar con un profesional si estos signos se prolongan en el tiempo y provocan excesivo cansancio en el niño durante el día. Ellos te pueden ayudar a detectar el motivo por el cual tu hijo no descansa bien.

"Descansa y duerme bien, porque los sueños sólo se hacen realidad cuando te levantas y los construyes".

María Martín Vivar

Psicóloga