El Papa clama en el bastión católico de Lituania contra los horrores de la ocupación nazi y soviética

ROMA, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -

El Papa ha clamado en la ciudad de Kaunas, el bastión católico de Lituania, contra los horrores de la ocupación nazi y soviética al tiempo que ha explicado que la vida cristiana "siempre pasa por momentos de cruz, y a veces parecen interminables".

"Las generaciones pasadas habrán dejado grabado a fuego el tiempo de la ocupación, la angustia de los que eran llevados, la incertidumbre de los que no volvían, la vergüenza de la delación, de la traición", ha reconocido Francisco ante más de 100.000 fieles.

"Kaunas sabe de esto; Lituania entera lo puede testimoniar con un escalofrío ante la sola mención de Siberia, o los guetos de Vilna y de Kaunas, entre otros", ha manifestado.

En la misa que ha celebrado en el Parque Santakos de Kaunas, en su segundo día del viaje apostólico a Lituania, el Papa ha exclamado: "Cuántos de vosotros podríais relatar en primera persona, o en la historia de algún familiar, este mismo pasaje".

Durante su homilía en Kaunas, donde el 80% de la población es católica, el Papa ha reconocido que estos sufrimientos a muchos les hizo "tambalear" la fe. Y ha incidido: "Cuántos también habéis visto tambalear vuestra fe porque no apareció Dios para defenderos; porque el hecho de permanecer fieles no bastó para que Él interviniera en vuestra historia".

El Papa también ha aprovechado su alocución para reivindicar a los "más pequeños" y "los más pobres". Y si sobre ellos ha referido: "Quizás son las minorías étnicas de nuestra ciudad, o aquellos desocupados que deben emigrar. Tal vez son los ancianos solos, o los jóvenes que no encuentran sentido a la vida porque perdieron sus raíces".

En su homilía también ha instado a los fieles a alejarse de la "actitud estéril y vanidosa", que renuncia a "implicarse en la construcción del presente al perder el contacto con la realidad". En definitiva el Papa ha advertido contra el afán de poder y de gloria que ensombrece "la realidad sufrida por el pueblo fiel".

En esta línea, el Santo Padre ha señalado que ese afán de poder y gloria "constituye el modo más común de comportarse de quienes no terminan de sanar la memoria de su historia y, quizás por eso mismo, tampoco aceptan esforzarse en el trabajo del presente". Y ha agregado finalmente: "Y entonces se discute sobre quién brilló más, quién fue más puro en el pasado, quién tiene más derecho a tener privilegios que los otros".