MADRID, 19 Mar. (OTR/PRESS) - Vivimos tiempos en los que las circunstancias políticas obligan a recordar hasta lo que debería ser evidente: una democracia consolidada es aquella en la que hay división de poderes y libertad de prensa, la alternancia está asegurada y hay normas no escritas que los políticos respetan. Aquí, una de esas normas no escritas: el respeto a la alternancia, empezó a fallar a raíz del "Pacto del Tinell".