Peregrinación a San Andrés de Teixido

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EUROPA PRESS

Entre afilados acantilados de la accidentada costa gallega se encuentra, a 140 metros sobre el nivel del mar, el santuario de San Andrés de Teixido, en el municipio de Cedeira, al norte de El Ferrol y a unos 84 kilómetros de A Coruña. San Andrés de Teixido es un lugar mágico, no sólo por su ubicación, donde se escucha el fuerte viento y el batir de las olas contra las rocas, sino por la leyenda que lo encierra y que le ha convertido en uno de los puntos de peregrinación más importantes de España, después de Santiago de Compostela. Para que esto se entienda, basta con citar el dicho popular gallego "A San Andrés de Teixido vai de morto quen non foi de vivo"(A San Andrés de Teixido va de muerto el que no fue de vivo), que se traduce en que, queramos o no, vivos o ya mertos, peregrinaremos hasta este lugar.

Monumento religioso

La construcción arquitectónica que alberga el santuario de San Andrés de Teixido parece que fue levantada antes del siglo XII, pero el edificio que se conserva en la actualidad es del XVI, aunque las obras continuaron en los dos siglos siguientes. Este monumento presenta un estilo gótico en la entrada, en la que se exhiben murales con la temática del martirio del Apóstol. También se pueden contemplar elementos de un estilo posterior, concretamente barroco, en el retablo mayor y en el relicario de estilo italiano, donde se guarda un hueso del santo. La torre campanario, de base cuadrada y tres cuerpos de altura, data del siglo XVIII.

Un lugar de peregrinaje

El origen de esta leyenda popular, de la que existen varias versiones, se remonta a tiempos inmemoriales. Cuentan que el Apóstol Andrés algo envidioso por la inagotable afluencia de peregrinos a Santiago de Compostela, elevó su queja al Señor, quien le explicó "Quédate ahí Andrés que te han de visitar más de tres". Asimismo, también cuentan, que San Andrés naufragó en los acantilados de Teixido, quedando su barca en un peñasco y que Dios le compensó con un santuario al que irían en romería la humanidad entera, hasta el fin del mundo.

Los preceptivos rituales

La mayor afluencia de peregrinos a este singular paraje, coincide con el periodo de romerías: el viernes, sábado y domingo de Pentecostés; el 24 de junio; desde el 16 de agosto al 9 de septiembre; el tercer viernes, sábado y domingo del mismo mes, así como el 29; y por último, desde el 27 al 30 de noviembre, que coincide con la festividad del santo. Casi todos los peregrinos se acercan hasta este santuario en autocares, que en su mayoría van medio vacíos, ya que reservan plazas -que también pagan- para sus familiares o amigos muertos. Los muertos, por tanto, usan a los vivos para poder trasladarse hasta el santuario.

Estas excursiones traen consigo una serie de rituales, de obligado cumplimento, que han ido en aumento desde el origen mismo del santuario, bien para lograr el descanso eterno del difunto, bien para ver logrados los deseos de los peregrinos vivos. Uno de los preceptos es no pisar ninguno de los reptiles, lagartos o lagartijas, que anidan en aquel lugar, pues su presencia se traduce en que, según la tradición, representan a otros difuntos que no han tenido la suerte de que nadie se ocupara de ellos y han peregrinado, por su cuenta, reptando hasta san Andrés de Teixido. Otro ejemplo de los rituales son los pequeños montículos configurados con piedrecillas, llamados amilladoiros, que sirven para dar fe del paso de los peregrinos. Este ritual de guijarros se practica también en otras culturas, como la de los Masais en Kenia, que hacen lo mismo cada vez que pasan por la tumba de algún brujo.

Parajes que rodean al santuario

Al margen de la tradición, y para los que no son supersticiosos, merece la pena una visita a este singular paraje, en la sierra de la Capelada, antes poblada de frondosos bosques de robles y tejos (teixido, en gallego) y ahora completamente despoblado por la desconsiderada acción humana a lo largo de la Historia, pero cuyas vistas, desde los escarpados y sobrecogedores acantilados, son inigualables. De entre ellos, cabe destacar el mirador natural de Vixía de Herbeira, el acantilado más alto de toda la costa atlántica europea, con 612 metros de altitud y cuya vista, para los que no padecen de "mal de altura", presenta un incomparable paisaje sobre el Atlántico. Es allí, además, donde se alternan pequeñas calas y playas diminutas, a los pies de escarpados precipicios.

pesar de que la mayoría de los visitantes acuden a este santuario para salvar el alma de sus familiares y amigos muertos, existen otros motivos para hacer efectiva la excursión: uno de ellos es para agradecer al santo la recuperación de la salud, tanto la propia como la de algún familiar, víctima de una grave enfermedad. Para ello, es necesario escuchar una misa, así como dar una pequeña limosna y colocar un exvoto, en forma de figurilla de cera, en un lugar visible del interior del templo, como testimonio de la curación. En el caso de que la persona que ha rezado al santo para pedirle curación no lo logre, lo recomendable es pasar un pañuelo sobre el hombro de la escultura de San Andrés para que posteriormente se aplique al enfermo, en el caso en el que éste no pueda desplazarse hasta allí. También es algo muy típico comprar los famosos "sanandreses", unas figurillas hechas de pan y teñidas de colores vivos para representar al santo de Teixido.

Si uno no busca el descanso eterno de sus difuntos, o la salud de algún familiar, puede ir a San Andrés de Teixido para pedirle que le ayude en el amor. Parece que esta motivación, que empuja a miles de peregrinos a acercarse al santuario gallego y que poco tiene que ver con creencias religiosas, tiene su antecedente en la antigua cultura celta. Basta con beber de la "fuente de los tres caños" y depositar en ella una hierba denominada "namoradoira", para que el deseo se cumpla. Para comprobar que este le ha sido concedido, debe arrojar a la fuente una miga de pan: si flota, se cumple; si no, tendrá que volver a Teixido para pedirlo de nuevo.

Quién era San Andrés

San Andrés, hermano de Santiago, fue el primero, junto con Pedro, en seguir a Jesucristo. Además, su nombre figura entre los cuatro primeros en la lista de los Apóstoles del Evangelio y es uno de los protagonistas del capítulo de la "Multiplicación de los panes y los peces".

Uno de los atributos de este santo es una cruz en forma de aspa, símbolo de su martirio. San Andrés fue atado a este soporte y hasta dos días antes de morir, dicen que pudo predicar desde allí. La tradición cuenta que en el momento en el que murió el Apóstol, el 30 de noviembre, un resplandor iluminó su rostro.

Acceso: desde Cedeira, tome la carretera hacia San Andrés de Teixido, donde se encuentra la iglesia. Distancia a lugares relevantes: A Coruña, 84 km; El Ferrol, 32 km; Lugo, 105 km; Ourense, 208 km; Pontevedra, 186 km; Vigo, 220 km; Estación de autobuses, 1 km; Estación de tren, 10 km.