El porcentaje de hombres mayores de 65 años que siguen casados, aunque sigue siendo mayoría, se ha reducido ligeramente, en torno a un punto porcentual, algo que no ocurría desde principios del siglo XX y que tiene que ver con el aumento de los divorcios, ya que la esperanza de vida cada vez es más alta y las tasas de viudedad a esas edades, más bajas.