Las muertes por terrorismo bajan por quinto año con los talibán como el grupo más mortífero

Atentado con coche bomba en Jost
Atentado con coche bomba en Jost - ZAMAN / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO

Los ataques de terrorismo de extrema-derecha en Occidente aumentaron un 250% en los últimos cinco años

MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -

El número de muertos de terrorismo volvió a caer en 2019, encadenando así el quinto año consecutivo de descenso tras el récord alcanzado en 2014, mientras que los talibán se mantienen como el grupo terrorista más mortífero a nivel mundial ante el continuado declive de Estado Islámico en los dos últimos años, según la última edición del Global Terrorism Index.

En total, las víctimas mortales de terrorismo se han reducido en un 59 por ciento desde 2014 y el año pasado fueron 13.826, un 15 por ciento menos que en 2018, según este informe elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP). El 96 por ciento de estas muertes se produjeron por actos de terrorismo en países donde había un conflicto en curso.

No obstante, pese al buen dato respecto al menor número de víctimas, en 2019 hubo atentados terroristas con al menos un fallecido en 63 países. El mayor descenso en cuanto a víctimas se produjo en Afganistán y Nigeria, si bien estos dos países son los únicos en computar más de 1.000 muertos por terrorismo. Además, según el índice, un total de 103 países mejoran su dato en 2019 frente a solo 35 en los que hubo más fallecidos.

Entre los países donde aumentaron las víctimas por terrorismo destaca Burkina Faso, donde hubo un 590 por ciento más de fallecidos, así como Malí y Níger, países que comparten la misma amenaza yihadista de las filiales de Estado Islámico y Al Qaeda que operan en el Sahel, Sri Lanka --donde hubo atentados el Domingo de Ramos que dejaron más de 300 muertos-- y Mozambique, donde ha surgido una nueva filial de Estado Islámico.

Los talibán fueron nuevamente el grupo terrorista más mortífero, si bien las muertes atribuidas a sus acciones en Afganistán se redujeron en un 18 por ciento. Tras ellos se sitúa Boko Haram, que en 2019 incrementó sus acciones y es el grupo terrorista más mortífero en África Subsahariana. No obstante, el informe no diferencia entre las acciones perpetradas por la facción que lidera Abubakar Shekau y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA).

Por otra parte, el estudio pone de relieve que la fortaleza e influencia de Estado Islámico continuó en 2019 y por primera vez desde que el grupo comenzó su actividad fue responsable de menos de un millar de fallecidos. En total, llevó a cabo acciones con muertos en 27 países.

Pese a que su actividad ha disminuido en Oriente Próximo --otrora su principal teatro de operaciones-- así como en el norte de África, África Subsahariana se ha convertido en su principal zona de actuación, lo que explica que el 41 por ciento de los muertos en sus ataques se hayan producido en estos países.

TERRORISMO DE EXTREMA-DERECHA

En otro orden de cosas, el informe advierte de que en Norteamérica, Europa Occidental y Oceanía la amenaza del terrorismo de extrema derecha ha aumentado en los últimos cinco años. Así, los incidentes de este tipo experimentaron un incremento del 250 por ciento en dicho periodo, con 89 víctimas mortales atribuidas a ellos en 2019.

"Con el inicio de una nueva década estamos viendo que emergen nuevas amenazas de terrorismo", subraya el director ejecutivo del IEP, Steve Killelea, en un comunicado. "La emergencia de la extrema-derecha en Occidente y el deterioro en el Sahel son los principales ejemplos", añade.

Además, según Killelea, como han demostrado los recientes ataques en Francia y Austria, "muchos pequeños grupos que simpatizan con la filosofía de Estado Islámico siguen estando activos". Para romper esa influencia, según el director del IEP, hacen falta tres grandes iniciativas: "romper su cobertura mediática y en las redes sociales, perturbar su financiación y reducir el número de simpatizantes".

Desde que en marzo se declaró la pandemia de coronavirus, los primeros datos apuntan a un descenso tanto en el número de acciones como de muertos por terrorismo en buena parte del mundo. No obstante, subrayan los autores del informe, cabe esperar que la COVID-19 plantee nuevos y distintos desafíos en la lucha antiterrorista.

PREVISIBLE AUMENTO DE LA VIOLENCIA POR LA PANDEMIA

Así, advierten de que las consecuencias económicas de la pandemia probablemente aumenten la violencia y la inestabilidad política. Por ello, recalcan que es importante que las iniciativas antiterroristas no se vean limitadas por recortes en el gasto debido a la recesión económica y previenen de que reducir la asistencia internacional en la materia en los países de Oriente Próximo y el Norte de África así como en el África Subsahariana podría ser contraproducente.

"Entre 2011 y 2019 los disturbios y manifestaciones violentas en Occidente aumentaron un 277 por ciento", destaca Thomas Morgan, uno de los investigadores del IEP que ha realizado el informe. "Existe una seria preocupación de que el deterioro de las condiciones económicas lleve a que más personas se sientan alienadas y susceptibles a la propaganda extremista", reconoce.

Por último, el informe pone de relieve que el descenso en las acciones terroristas también ha hecho caer el impacto económico de las mismas, que fue de 16.400 millones de dólares en 2019, un 25 por ciento menos. En comparación con el coste de otras formas de violencia como los homicidios, el conflicto armado y el gasto militar, el terrorismo supone una pequeña fracción del total de 14,5 billones de dólares de 2019.

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