MADRID, 30 Ago. (CHANCE) -
Tras cuarenta y un años trabajando para la industria del cine y después de haber sido premiado con dos Premios Óscar, otros dos Globos de Oro, cinco premios BAFTA y siete Goyas, entre otras muchos galadordones, el director y guionista Pedro Almodóvar finalmente ha recogido el León de Oro en el festival de Venecia, máximo galardón de la competición.
La Mostra no le ha otorgado el premio por su última obra Dolor y gloria, sino por considerarle el mejor director español desde el mismísimo Luis Buñuel. Fue en el Festival de Cine de Venecia, en 1983, donde Almodóvar cree firmemente que se bautizó como director internacional, llevando a concurso la película Entre tinieblas: "Recuerdo que el director del festival no quería que estuviera mi película. A Gian Luigo Rondi, demócrata cristiano, le pareció obscena, pero fue tal el escándalo que se montó en la prensa que no tuvo más remedio", explica el Almodóvar en la rueda de prensa previa a su reconocimiento.
Pero, contra todo pronóstico, fue esa la película que le abrió las puertas al mercado internacional y la siguiente vez que debutó en Venecia fue con la película Mujeres al borde de un ataque de nervios. Aún siendo una de las favoritas para convertirse en la ganadora como la mejor película, finalmente Pedro no se llevó la estatuilla a casa; por eso mismo, el director ha querido dedicar el León de Oro a esa obra: "Creo que si vives suficiente el tiempo acaba por darte la razón. Siento que este León de Oro a toda la carrera es ese premio que no recibí (en 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'), pero con 31 años de retraso".
UN DISCURSO DIGNO DE ALMODÓVAR
Antes de recoger el premio, y durante la rueda de prensa, Almodóvar no solo ha hablado de l que significa para él recibir el León de Oro, sino que también ha hecho referencia a la política y la diversidad cultural y sexual. Todo empezó al lanzar al mercado internacional Mujeres con un ataque de nervios: "Me sentía, sobre todo, muy orgulloso de representar a una España ultramoderna. Veías a Loles León o a Rossy de Palma o cualquier miembro del reparto...", una amplia diversidad de mujeres y caracteres que convergieron en la misma película, demostrando que había mucho que contar bajo la fachada de una España recién salida del Régimen franquista: "Antes no se hablaba de diversidad, pero la vida era muy diversa. España despertaba de una tremenda dictadura de 40 años y lo más importante de aquel tiempo era el hecho de haber perdido el miedo", explica.
Y, es que, si algo destaca el cine de Almodóvar es de hablar de la vida sin tapujos, de mostrar la realidad sin edulcorar, sin censurar comportamientos, ideologías y sexualidades contrarias a la dominante: "Con el poder que me da el ser director siempre he impuesto esa variedad que había en la vida. Todas las orientaciones sexuales eran bienvenidas en mi cine y todos mis personajes, fueran lo que fueran, siempre han gozado de autonomía moral. Si nos remontamos a 1979, era fascinante el cambio que se operaba en España. La calle y la noche madrileñas eran una auténtica universidad y yo me formé en ella. Mis películas enseñaban eso y demostraban que vivíamos en una democracia real".
Para finalizar, el directo ha hablado de su forma de crear cine, del estilo que le caracteriza: "Nunca he estado preocupado de tener un estilo propio. Hago las historias que nacen de mí. Y nacen de un modo completamente independiente. No pienso en el mercado ni en nada más. Trabajo en extrema libertad y eso es así desde la primera película", comenta.
