MADRID, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
"La Reina es una profesional". Esta frase que ha ahondado en todos los españoles, y que es la mejor definición de Doña Sofía, un día más se ha hecho realidad.
Día tras día, la imputación de Iñaki Urdangarín sigue siendo plena actualidad y los periodistas rellenamos páginas y páginas ante los nuevos acontecimientos, y las perlas que poco a poco va desgranando Diego Torres.
Pero la vida sigue, y la Familia Real tiene que seguir con su agenda y con los actos a los que tienen que acudir. Ayer le ha tocado a Su Majestad Doña Sofía. Reina, esposa, madre y abuela, tiene que compaginar todos estos papeles en unos tiempos difíciles.
Mucho se ha criticado la presencia de Doña Sofía en Washington visitando a su hija y a sus nietos cuando residían allí. Aquella portada de la revista ¡Hola! levantaba ampollas y se abría un gran debate de si debía de haber viajado a no. Pero hay que recordar que además de Reina, también es madre y abuela.
En cada uno de sus actos, Su Majestad muestra la mejor de sus sonrisas, aunque en algunos momentos su mirada y su rostro no deja lugar a dudas del momento que está viviendo. "Las reinas no lloran", otra frase que Doña Sofía tiene muy marcada desde que su madre Federica de Grecia se la inculcara. La Reina aguanta estoicamente las informaciones desde que la caja de Pandora se abriera.
Dos buenas muestras son, el 25º aniversario de la colección de Arte contemporáneo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y su visita el pasado 7 de febrero al Centro Nacional de Biotecnología, donde a Doña Sofía se la veía muy guapa.
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