MADRID, 30 Ene. (CHANCE) -
Desde hace dos semanas el nombre de O. J. Simpson ha vuelto a la primera plana, más de 20 años después del polémico juicio del que el exjugador de fútbol americano salió no culpable del asesinato de su mujer, Nicole Brown, y del amigo de esta, el camarero y modelo Ronald Goldman.
Todo a cuenta de la serie que la semana que viene estrenará el canal FX, The People v O. J. Simpson: American Crime Story, en la que se recrea el controvertido proceso judicial, y de la mala acogida que esta miniserie ha generado en el seno de las familias de los fallecidos, tal y como os contábamos esta semana desde CHANCE.
Sin embargo, poco se ha escrito sobre la situación de su protagonista en la actualidad. El que fuera estrella de los Buffalo Bills y de los San Francisco 49ers ha pasado los últimos ocho años encerrado en el centro correccional de Lovelock, en Nevada,. Sobre él pesa una condena de 33 años por el robo a mano armada cometido en 2007 y la sustracción de los antiguos trofeos que vendió en una tienda de empeños de Las Vegas. "Él es un hombre roto. Se ha convertido en un recluso y no quiere hablar con nadie, incluida su propia familia", alertaba el que fuera su mano derecha, Nick Pardo. "Solo quiere ocupar su tiempo y parte de él sabe que la única manera de hacerlo es olvidar que el mundo de ahí fuera existe, lo cual es difícil de hacer cuando el mundo de afuera viene de visita y le cuentan cómo lo pasan cuando van a la playa", añadía el exagente de 68 años.
El cambio físico de uno de los mayores talentos deportivos del país es desolador. Prado asegura que supera los 130 kilos y sufre de diabetes. "Se puso prótesis de rodilla antes de entrar en prisión, pero el peso adicional le está haciendo daño porque no estaban hechas para aguantar eso. Tiene que bajar de peso", afirmaba el representante.
Sin embargo, la declaración más impactante con respecto a su estado de salud llegó cuando insinuó la posibilidad de que padezca una encefalopatía traumática crónica (CTE), causada por un trauma cerebral repetitivo, muy relacionado con la práctica deportiva que llevó a cabo al máximo nivel durante una década. "A menudo no es coherente. Se va a una esquina murmurando, hablando y discutiendo consigo mismo. Nunca admite que pase nada malo con él, pero una vez le vi discutir sobre un pedazo de pollo y decía cosas, como 'me voy a comer este trozo de pollo. No, no comer ese pedazo de pollo. Vamos a comer ese pedazo de pollo'. Entra en esas zonas donde no sabe lo que está haciendo", añadía Nick.
El gerente y empresario está convencido de que su amigo seguirá muy de cerca la serie de Ryan Murphy. "Dirá que no lo ha visto. Pero siempre lo hace. Estoy seguro de que lo va a ver porque ve todo lo relacionado sobre él", concluía Pardo. ¿Cuál será su reacción? En una semana, la respuesta.
