MADRID, 7 Jul. (CHANCE) -
A primera hora de la tarde Tamara Falcó hacía su reaparición más esperada en el Hotel Ritz para probarse por última vez el vestido de novia que Wes Gordon y todo el equipo de Carolina Herrera han diseñado en los últimos dos meses. Muy feliz, pero sobre todo sonriente, la hija de Isabel Preysler llegaba a las inmediaciones y aunque evitaba hacer comentarios al respecto sí que levantaba el pulgar a modo de respuesta a todas las preguntas sobre el enlace matrimonial.
Después de varias horas en su interior, Tamara ha salido y lo ha hecho por la puerta trasera. Muy discreta cuando escuchaba las preguntas sobre la su boda, la prometida de Íñigo Onieva sonreía ante las cámaras y cuando se montaba en el vehículo que le esperaba en la entrada, asentía con la cabeza cuando le decíamos si el vestido había quedado bonito.
Faltan tan solo unas horas para que de comienzo este fin de semana que pasará a la historia por ser uno de los más importantes en su vidas y tan solo 24 horas para que jure amor eterno en el altar al hombre de su vida.
Visiblemente más delgada, con un semirecogido y unos gafas de sol XL, Tamara se dejaba ver por la puerta trasera del Hotel Ritz para evitar así las cámaras de la prensa. Tras esta última prueba, la hija de Isabel se ha marchado para descansar y prepararse para la preboda que tendrá lugar esta noche.
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