Árboles para el jardín

EP

Hay muchos tipos de árboles que puedes introducir en tu jardín. Sin embargo, siempre que puedas hacerlo, ya que necesitan mucho más espacio que las plantas convencionales para desarrollarse y poder crecer en condiciones. Además, la altura que alcanzarán en su edad adulta, así como la longitud y dureza de las raíces serán algunas de las características que deberás tener en cuenta a la hora de elegir una especie.

Las encinas

En plena naturaleza las encinas suelen aparecer mezcladas con alcornoques o incluso quejigos. Este árbol está muy bien adaptado al clima mediterráneo por lo que es una buena opción para tu jardín, ya que soporta bastante bien la característica estación seca y calurosa de nuestro clima.

La naturaleza del suelo no es un problema a la hora de cultivarlos, sintiéndose cómodos tanto en zonas de suelos calizos y de suelos ácidos. Sin embargo, en los primeros apenas se ven las encinas, ya que desde el punto de vista agrícola son suelos muy ricos en nutrientes, por lo que se ha eliminado a este árbol para sembrar en su lugar alimentos.

Los encinares ocupan en la naturaleza ambientes diversos, caracterizados por la resistencia y plasticidad de este árbol. Además, crean entornos muy ricos por las plantas que suelen acompañar a estos árboles. Y esto es así porque los encinares son formaciones abiertas que permiten el desarrollo de un estrato arbustivo abundante. Es frecuente encontrar en un bosque de este tipo plantas como la jara del ládano, el jaguarzo negro, el jaguarzo morisco, la retama negra y la común, la ahulaga y el cantueso.

Cuando el suelo que rodea a la encina se enriquece con algunos elementos básicos, los arbustos que la acompañan pueden ser sustituidos por otras plantas como la coscoja, el acebuche, la esparraguera blanca y la común, los matagallos, la coronilla, la estepa blanca, el jaguarzo negro o el mirto.

El eucalipto

En la actualidad los eucaliptos están en regresión, ya que se ha demostrado que plantados en grupo afectan al suelo. Sin embargo, en muchas zonas, todavía son un elemento importante en el paisaje. Suelen encontrarse cerca de los cursos de agua o en zonas más agrestes. Por lo que si te decides a plantarlo, debes tener una zona muy específica para este peculiar árbol.

El eucalipto se caracteriza por ser de hoja perenne, así como por contar con una corteza grisácea que se deshace en placas de tonos verdes y ocres. Sus hojas adultas son estrechas y curvadas, terminando en punta y colgantes, por lo que es un espectáculo para la vista poderlo observar en pleno apogeo

primaveral.

Sus flores no son demasiado llamativas. Se agrupan en forma de paraguas, y al abrirse se desprende una especie de tapadera que deja expuestos los estambres, muy ricos en néctar. Su fruto tampoco es llamativo. Se trata de una cápsula seca que se abre en varias valvas triangulares. Principalmente florece entre junio y noviembre, aunque puede hacerlo de forma irregular durante todo el año.

El eucalipto es originario de Australia, pero se cultiva como árbol forestal junto a los cursos de agua o en pleno monte para ser utilizado fundamentalmente en la elaboración de pasta de papel, ya que tiene un crecimiento rápido y no es exigente en los cuidados, por lo que es un árbol muy cómodo si no tienes demasiado tiempo para cuidarlo.

Los pinos

Los pinos son uno de los árboles más comunes, convirtiéndose en uno de los paisajes más frecuentes en determinadas zonas de la península. La mayoría de las veces son plantaciones forestales, aunque también pueden ser poblaciones subespontáneas de antiguas explotaciones forestales, a veces con varios cientos de años.

El pino más usado es el resinero, aunque el piñonero le sigue de cerca, y por último la especie menos cultivada es el pino albar. Este árbol tiene una gran desventaja y es que dificulta y llega a impedir el crecimiento de otras plantas a su sombra. Por esta razón, si plantas más de un pino en tu jardín, olvídate de tener variedad en la plantación que enriquezca el paisaje.