LOS ANGELES, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
El actor es de los que nunca llega a acostumbrarse a eso de ser siempre el centro de atención y el objetivo de todos los paparazzi. Colin es una persona humana y sencilla a la que no le gusta estar en el punto de mira y, por eso mismo, considera que lo peor de su profesión con diferencia es la fama.
Colin Firth sigue acostumbrándose a eso de ser famoso. Al parecer, al protagonista de 'El discurso del Rey' le cuesta que los paparazzi le persigan allá donde va y no soporta acaparar la atención todo el rato.
"Me fotografían cuando no quiero, me escuchan cuando no me apetece que me oigan y me persiguen. Pero esto es lo que sencillamente pasa en mi trabajo", explicó el actor a 'WENN'.
"Yo creo que se pasa de la raya. No creo que todo esto sea legal (...) No creo que mi vida privada le pertenezca a nadie más que a mi. Yo soy dueño de lo que hago delante de la cámara y lo hago lo mejor que puedo, pero ahí termina todo", añade con indignación.
Finalmente, termina diciendo que tiene "el derecho de cerrar el chiringuito cuando llego a mi casa. No es algo de lo que me pueda quejar, pero sí me tengo que acostumbrar a ello".