Un estudio realizado por el Medical Research Council Epidemiology Unit de Cambridge (Reino Unido) ha demostrado que un incremento de la actividad física puede reducir hasta un 40 por ciento la predisposición genética a desarrollar obesidad de una persona, según recoge en su último número la revista 'PLoS Medicine'.
Para demostrar su teoría estos estudiosos han pasado meses analizado a una amplía muestra de población residentes en Norwich (Reino Unido), todos ellos con riesgo a padecer obesidad por variantes presentes en su ADN. Además, los científicos asesoraron a los participantes sobre tablas de actividad física para su tiempo libre para más tarde investigar su capacidad para modificar el riesgo genético de cada paciente a la hora de desarrollar obesidad o sobrepeso.
Tras un duro trabajo, las conclusiones de su trabajo no han dejado lugar a dudas, un individuo con una estatura media de 1,70 y con propensión al sobrepeso tiende a incrementar su peso 445 gramos de media, mientras que el mismo individuo sometido a una actividad física constante reduciría este aumento en casi 100 gramos.
Además, las probabilidades de que la variante que aumentaba el riesgo de obesidad se manifestase fueron un 40 por ciento menores en los individuos activos físicamente. Según explican los autores, este hallazgo echa por tierra las teorías sobre la predisposición a la obesidad y demuestran a la población que, aunque se tenga un riesgo genético muy alto, pueden beneficiarse de las ventajas de adoptar un estilo de vida saludable.
Este es un ejemplo más que demuestra la importancia que tiene para nuestra salud tener unos buenos hábitos, tanto alimentarios como deportivos.