La Isla de Tenerife, la mayor del archipiélago canario, ofrece a sus turistas un universo de paisajes de calas de arena negra y playas doradas que contrastan con barrancos y parajes volcánicos. Los que quieran conocer sus raíces deben darse una vuelta por el casco histórico de La Laguna, en el que se encuentran edificios emblemáticos como el Auditorio de Tenerife. Y, cuando llega la noche, las terrazas y pubs que rodean las playas de Tenerife abren las puertas a los turistas. Los más atrevidos no deben olvidar visitar el Casino de Tenerife.
Uno de los mayores atractivos de la isla es el Parque Nacional del Teide que, situado en el centro de Tenerife, constituye un paraje natural único gracias al paisaje volcánico que se ha desarrollado durante miles de años de actividad. Gracias a sus particular clima, en este espacio se han desarrollado especies vegetales exclusivas como la Retama del Teide, el Tajinaste rojo o la Violeta del Teide. La visita puede completarse con la ascensión a la cumbre que puede realizarse en teleférico o a pie. Los que deseen pasar la noche en el parque pueden hacerlo en el Parador Nacional de Las Cañadas y en el Refugio de Altavista.
Para empaparse de la cultura de la isla es imprescindible visitar el casco histórico de La Laguna, cuyo eje, la Plaza del Adelantado, alberga edificios como el antiguo Palacio de Nava, el Convento de Santa Catalina de Siena y la ermita de San Miguel. Otra de los lugares que no se excusa visitar es el Auditorio de Tenerife, un edificio diseñado por Santiago Calatrava, cuya estructura a base de plataformas sucesivas que sostienen la base de la Sala Sinfónica da la sensación de estar suspendida a 50 metros de altura.
Y, para los que gusten del turismo de playa, la costa de Tenerife se compone de un extenso litoral en el que contrastan zonas de aguas tranquilas y arenas doradas, con otras de arena volcánica rodeadas de acantilados. Una de las más destacadas es la playa del Médano, que tiene una extensión de dos kilómetros de arena rubia y es la más grande de la isla. Cuenta con un inmenso paseo marítimo y es un escenario idóneo para la práctica de deportes acuáticos. Otra de las más demandadas es Playa Jardín, un espacio de arenas volcánicas situado en Puerto de la Cruz, y bordeado por un rompeolas.
Las playas tinerfeñas son ideales para la práctica de deportes de agua. En la isla, además de los tradicionales surf y windsurf también puede practicarse la modalidad kitesurf, en la que la fuerza para navegar sobre la tabla se consigue a través de una cometa. Y para los que se atrevan a sumergirse en las profundidades de las aguas tinerfeñas, el litoral de la isla cuenta con treinta puntos de inmersión para practicar submarinismo en los que además de las especies más variopintas de flora y fauna se pueden encontrar restos de barcos hundidos.
En cuanto a la gastronomía tinerfeña, el pescado es uno de los alimentos que goza de más popularidad. El bocinegro, el mero, las caballas y las sardinas son algunas de las especies más consumidas, generalmente sancochadas o a la sal. Estas 'delicatessen' se acompañan de papas arrugadas, cocinadas con mucha agua, sal y sin pelar, y los famosos mojos, salsas elaboradas con cilantro, perejil, pimentón o pimienta, en el caso del célebre mojo picón. En cuanto a la carne, son muy típicos el conejo en salmorejo y los tacos de cerdo adobados.
Y cuando llega la noche, la isla ofrece un abanico inmenso de discotecas, pubs y terrazas ubicados en las zonas turísticas o en los propios hoteles. Los hay para todos los gustos, desde los estilos latinos hasta los más dance y vanguardistas. Además, Tenerife cuenta con tres casinos ubicados en Puerto Cruz, Las Américas y Santa Cruz. Los turistas a los que no les importe ponerse el traje de gala podrán jugar a la Ruleta Americana, al Black Jack, al Poker o al Trijoker así como cenar en un buen restaurante y terminar la noche en la sala de fiestas de estos establecimientos.
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