El uso abusivo de los antibióticos, una amenaza para la salud pública

Medicamentos.
EP
Actualizado: jueves, 19 noviembre 2009 12:00

Por M. J. Moreno

Ayer se celebró el Día Europeo para el Uso Prudente de los antibióticos, y es que su utilización inadecuada repercute en que sean menos eficaces, según indica la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, ECDC.

Cómo abordar el problema

La progresión de la resistencia a determinados antibióticos se ha acelerado en los últimos diez años en Europa. Los dos grandes pilares del control de las resistencias se basan en el uso prudente de los antibióticos (para frenar la aparición de nuevas resistencias) y en las medidas de control de la infección como el lavado de manos (para frenar la transmisión de las bacterias resistentes). La educación de la población y de los profesionales sanitarios influye de manera decisiva en la forma en que los antibióticos son utilizados y por lo tanto en las tasas de resistencia a los mismos. La educación y concienciación son factores de importancia estratégica para preservar el uso de los antibióticos actualmente disponibles, frenar la progresión de la resistencia e incluso disminuir la misma.

La Dra. Mª Isabel Morosini, miembro de SEIMC y presidenta de GEMARA, -Grupo de Estudio de los Mecanismos de Acción y Resistencia de los Antibióticos de SEIMC-, afirma: "Es de vital importancia que la población haga un uso responsable de los antibióticos y que siga rigurosamente la prescripción médica. Se deben tomar las dosis recomendadas, a las horas indicadas y durante los días establecidos por el médico, de lo contrario, se favorece el aumento de las resistencias".

Desde SEIMC, se destaca que el aumento del uso de los antibióticos agrava los costes sanitarios y puede incrementar su toxicidad, sobre todo en pacientes con más factores de morbilidad y mortalidad. Una vez que las bacterias son resistentes, el tratamiento de las infecciones causadas por éstas plantea un reto: los antibióticos que se utilizan habitualmente ya no son eficaces y los médicos tienen que elegir otros distintos, lo que puede hacer que los pacientes tarden más tiempo en recibir el tratamiento correcto y provocar complicaciones e incluso la muerte. Además, el paciente puede necesitar mayores cuidados y antibióticos alternativos más costosos que, en ocasiones, tienen efectos secundarios más graves.

La tendencia en España

Aunque la resistencia a los antibióticos es hoy en día un fenómeno a escala mundial, todavía existen grandes diferencias entre países respecto a su impacto y riesgo potencial para la salud. Según datos de la Red Europea de Vigilancia de las Resistencias a Antibióticos (EARSS) y de las encuestas del Eurobarómetro, nuestro país es uno de los estados europeos que presenta mayores tasas de resistencia a antibióticos. Asimismo nos encontramos entre los europeos que más consumen antibióticos y que más se automedican, lo que favorece enormemente la aparición de resistencias.

Mientras que en Francia la tasa de resistencia de S. aureus a la meticilina (SARM) de los aislados de sangre de pacientes gravemente enfermos ha disminuido un 33,9% en seis años (32,8% en 2002 vs. 24,5% en 2008), en España dicha resistencia ha aumentado un 14,2% en el mismo periodo (23,3% en 2002 vs. 26,6% en 2008), según datos de la Red Europea de Vigilancia EARSS. Asimismo, en España, las tasas de resistencia a las quinolonas (antibióticos de amplio uso en la población) de las cepas de E. coli aisladas de sangre fueron de las más elevadas de Europa durante el 2008, alcanzando el 32,5%, mientras que en Francia y Alemania los índices de resistencia fueron del 15,7% y 23,4% respectivamente.

Acerca de los antibióticos

Los antibióticos, también llamados antimicrobianos, son un tipo de medicamento que puede matar a las bacterias o inhibir su crecimiento y así curar infecciones en las personas, los animales y, en ocasiones, en las plantas. Los antibióticos no curan infecciones causadas por virus, como el resfriado común o la gripe, únicamente son eficaces para combatir las infecciones bacterianas. El diagnóstico correcto y la decisión respecto a la necesidad de administrar antibióticos son competencia exclusiva de los médicos, por ello se han de seguir siempre las indicaciones del médico y tomar los antibióticos cómo y cuándo él lo indique.

Se dice que una bacteria ha desarrollado resistencia cuando un antibiótico específico pierde su capacidad para eliminarla o para detener su crecimiento. Las bacterias resistentes sobreviven en presencia del antibiótico y siguen multiplicándose, prolongando la enfermedad e incluso causando la muerte. Las infecciones provocadas por bacterias resistentes requieren mayores cuidados así como el uso de antibióticos alternativos y más costosos que, en ocasiones, pueden tener efectos secundarios más graves.

El uso excesivo e inadecuado de los antibióticos acelera la aparición y la propagación de bacterias resistentes. Éstas pueden diseminarse y causar infecciones a otras personas que no hayan tomado ningún antibiótico. Las bacterias resistentes podrían llegar a ser inmunes frente a cualquier antibiótico conocido. Sin antibióticos eficaces, regresaríamos a la "era anterior a los antibióticos", y los trasplantes de órganos, la quimioterapia contra el cáncer, los cuidados intensivos y otros procedimientos médicos ya no serían posibles.